Esta pregunta, la han tratado de resolver muchos autores de libros de ideas políticas desde hace siglos, sin embargo, como las sociedades son cambiante, las necesidades igualmente, son diferentes en cada época e incluso de un año a otro, esta es la razón por la cual las normas que rigen las conductas de los asociados, igualmente deben ser dinámicas y los gobernantes tienen la obligación de adaptarse a las circunstancias que los rodean, si quieren cumplir con el deber que les impone el ejercicio de gobernar.
En nuestra constitución el artículo 2 dice cual es la finalidad del Estado, que podemos resumir en que este debe garantizar la paz, la tranquilidad Y el desarrollo, generando las condiciones generales para que todos alcancemos la felicidad como miembros de la sociedad colombiana.
Siguiendo esta línea a los gobernantes, les asiste la obligación de crear condiciones de desarrollo a través de implementar políticas públicas que, permitan la generación de empleo, crecimiento económico, paz, seguridad, salud y educación. Igualmente, tienen los gobiernos, la obligación de adaptarse a las contingencias que se presenten durante su gestión, y así, garantizarle a sus gobernados las condiciones más favorables para su bienestar.
Hoy Colombia y los colombianos sufrimos los embates de una pandemia que hace dos años, era impredecible, en ninguna parte del mundo se hubiese vislumbrado una situación tan grave en el sector salud, producido por un bicho desconocido y procedente de tan lejos.
Esto nos indica que el mundo hoy es uno solo, que la globalización es para lo bueno, lo regular y lo malo y las sociedades, tiene que adaptarse a estas nuevas circunstancia, así como están obligados los gobiernos de mutar o cambiar ante los imprevistos que se les presentan.
No es momento para los exegetas políticos o en economía, la forma de gobernar, en momentos como este, no se encuentra en los libros de teorías políticas, la realidad, siempre supera la mente humana, por esta razón, se necesitan mandatarios creativos, no apegados a lo que aprendieron en las aulas universitarias, deben ser realistas ante las nueva realidad que le presenta el mundo, tiene que ser prácticos e imaginativos para enfrentar una realidad que los está superando cada día, pues a diario, la pandemia trae un nuevo reto, que requiere ponderación sapiencia y sobre todo hacer gala de la mucha o poca experiencia que tengan las autoridades en el manejo de emergencias, que no se adquieren en los salones universitarios, sino que la da el diario trasegar como administrador de la cosa pública o privada.
Yo creo en el presidente Duque, vote por él, a pesar de su juventud e inexperiencia en temas de administración pública, cuando designó su gabinete, me pareció en algunos casos, compuesto igualmente, por colombianos jóvenes con excelentes títulos, pero sin la experiencia necesaria para enfrentar un gobierno como el de Colombia, que no es nada fácil, sin embargo, me parece que lo han hecho aceptablemente algunos y otros no, pero eso es lo normal en cualquier administración. El nombramiento del Ministro Carrasquilla me pareció acertado en su momento, pensando que es un académico experimentado en el manejo de lasfinanzas públicas que en ese momento andaban bien.
Hoy después de más de un año de pandemia, donde el gobierno ha tenido que realizar ingentes gastos de los dineros públicos para atender las necesidades de los menos favorecidos, me parece falta de tacto político, hablando del manejo concertado que requieren ciertas decisiones gubernamentales, en momentos de crisis y no me refiero a mermeladaburocrática, para presentar y tramitar una reforma tributaria, que bien puede ser necesaria en todos sus apartes, pero que es inoportuna en este momento.
El gobierno requiere recursos, pero no creemos que el camino sea castigar a unos, para favorecer a otros, ya los gremios, técnicos y las empresas han esbozado que es precisa una concertación para sacar adelante, no solo la reforma tributaria, sino al país que todos queremos ver bien, igual que al presidente Duque que deseamos, entregue un país, caminando hacía adelante y no retrocediendo social, económica y políticamente. O que termine en manos de ideologías de izquierda que tiene como modelo a Cuba y Venezuela.
