La muenda

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Una muenda recibieron Petro y la izquierda extrema. Las distancias, además, fueron abismales.

En Antioquia, Rendón le sacó 712 mil a Esteban Restrepo, del petroquinterismo. En Medellín, la votación fue 7 a 1 y Fico le ganó por 594 mil votos a Upégui. En Atlántico, Verano aventajó por 18 puntos a Varela y en Barranquilla barrió Char, que también aventajó en 7 a 1 al candidato del Polo. Galán sacó 30,3 puntos de ventaja y 926 mil votos a Bolívar, que ni siquiera pudo ser segundo. En Santander ganó sobradamente el general Díaz y el de Colombia Humana fue sexto con apenas el 1% de la votación. En Bucaramanga ganó con holgura el pastor Beltrán y el candidato del Pacto tuvo apenas el 4% de los sufragios. En Cali, Eder le sacó 29 puntos y 229 mil votos a Rentería, el candidato del Pacto, que quedó tercero. Los candidatos del Pacto solo ganaron tres de los 32 departamentos: Amazonas, Nariño y Magdalena, con Fuerza Ciudadana.

Aunque pesaron las dinámicas regionales y locales, hubo un plebiscito contra Petro y un voto castigo descomunal. Los ciudadanos sufragaron contra una economía que se deteriora aceleradamente, creciente inseguridad por cuenta de las políticas de seguridad y paz total, unas reformas radicales y estatizantes que ponen en peligro la vida, los ahorros y el trabajo de los colombianos, y los escándalos que salpican a la familia presidencial y los aliados más cercanos a Petro.

Petro, no reconoce la derrota. Está en fase de negación. Que no oiga la voz ciudadana expresada en las urnas le hace daño al país, porque no corregirá sus errores, pero favorecerá a la oposición.

En contra de lo que se sostiene, excepto en Bogotá, Cali, Bucaramanga, Medellín, Antioquia, Meta y Santander y poco más, los ganadores son los partidos tradicionales y los clanes regionales. Los parlamentarios tendrán ahora acceso a la burocracia y el presupuesto del grueso de alcaldías y gobernaciones. Ya no dependen de la ayuda de Casa de Nariño y comprobaron que los candidatos que se perciben como cercanos a Petro pagan su pecado en las elecciones.

Finalmente, nadie puede cantar como propia la victoria sobre Petro. Todos los partidos se quedaron entre 4 y 7 gobernaciones y no hay líder que destaque. Es una oportunidad para que sigan trabajando sin descanso quienes pretenden llegar en el 2026. En el 25 habrá que acordar a unas reglas de juego que permitan unificar las candidaturas viables. Se ganó una importantísima batalla. La victoria final sigue aún lejos.

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