En un acto especial, 56 estudiantes de noveno semestre del Programa de Enfermería de la Universidad del Magdalena, recibieron de directivos y docentes los distintivos que les otorgan la responsabilidad de cuidar vidas en la sociedad.
Se trata de la ‘Ceremonia de la luz’, un evento simbólico que marca el fin de la formación académica y el inicio de las prácticas profesionales, donde se les impone las tocas a las mujeres y las placas a los hombres, los cuales los identifican como enfermeros.
“Estoy muy feliz y agradecida con Talento Magdalena por la oportunidad que me brindó a mí y a muchos compañeros de salir adelante y cursar una carrera profesional”, manifestó Karla Hernández Pérez, beneficiaria de la estrategia de gratuidad de la educación por medio de la cual hoy alcanza un peldaño más.
Cabe destacar que este grupo contó con dos estudiantes provenientes de los municipios de Santa Ana y El Retén beneficiarios de Talento Magdalena, para quienes provenir de los territorios recónditos resulta complejo por el nivel educativo, la lejanía y los recursos escasos.
A pesar de ello, ya son tres las cohortes de este programa de inclusión que culminan con éxito la trayectoria académica en Enfermería y parten hacia escenarios de práctica en el territorio.
Enfermeros de calidad
Este momento cumbre ratifica que los estudiantes formados en Enfermería cuentan con los conocimientos y las habilidades para ejercer su profesión con sentido ético, humanístico e integral.
“Los estudiantes hoy salen de un Programa de Enfermería acreditado en Alta Calidad a nivel nacional e internacional. Fueron formados de manera humanizada para brindarle a la sociedad un cuidado con pasión y amor, que evidencia el liderazgo en cada uno de los perfiles ocupacionales”, sostuvo la doctora Diana Acosta Salazar, directora del Programa.
Los 56 futuros enfermeros se enfrentan al mundo laboral con el sello internacional del sistema ARCU-SUR Mercosur y la acreditación nacional en alta calidad. Al término de la ceremonia se vieron muy emocionados y complacidos por su proceso educativo.
“Estos símbolos me dan la potestad de cuidar y ejercer mi profesión”, aseguró Lina Albarracín Corrales, quien acudió a la ceremonia acompañada de su hija recién nacida y agradeció el apoyo de la Alma Mater en su proceso de maternidad.
Esta etapa de transición significó una oportunidad de demostrarse a sí mismos y a la sociedad que sí es posible transformar sus vidas a través de la educación superior, para lo que UNIMAGDALENA fue promotora fundamental, alineada a los principios fomentados por el rector Pablo Vera Salazar.
