Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza
Momentos cruciales son estos que estamos viviendo en la ciudad y el departamento, como también en todo el país, mismos que requieren de los más capaces para solucionar los acuciantes problemas que acusando estamos a lo largo y ancho de nuestra geografía, lo que determina que necesitamos líderes con visión y compromiso con el país desde lo local hasta lo nacional, pasando por lo departamental y regional, territorios devastados por un sinnúmero de retos que anuncian desesperanza, frustración e indignación. Inmersos nos hallamos en inseguridades de todo tipo, desbordada violencia, asesinatos cotidianos y demás atrocidades que demuestran sobradamente incapacidad y ausencia de Estado.
La paz social se nos perdió y considero debemos buscarla, así tengamos que recurrir a Diógenes y su lámpara, ya que estamos enfrentados y confrontados en mares de incapacidad para encontrar acuerdos entre grupos predominantes que más parecen pandilleros de cuadra. Por lo que acontece y padecemos estamos, pareciera que jamás ni nunca nos hubiésemos preparado adecuadamente para nada. Cada día son mayores los embates que estamos sufriendo por las distintas facciones de la delincuencia común y organizada, a lo que se suman los otros causados por fenómenos de la naturaleza que amenazan con potenciar los ya graves daños del cambio climático.
Somos una sociedad con retos estructurales de gran magnitud. Tenemos enormes deficiencias, a millones de los nuestros en la pobreza, el desempleo, la angustia y la desesperanza. No hemos sido capaces de crear ni innovar en un mundo ya de la mano de la inteligencia artificial. Aterradora es nuestra miopía. Miles de miles abandonando el terruño en condiciones adversas arriesgando sus vidas para tratar de buscar con su fuerza de trabajo y hasta someterse a la degradación, un mejor vivir en otras latitudes, ya que no encuentran ese quehacer entre nosotros.
Estamos atascados en disputas nimias e infantiles, debates decimonónicos, enfrentamientos políticos inanes, sumidos en corrupción, escándalos tras escándalos, ridículos tras ridículos aquende y allende fronteras, perplejidades tras perplejidades, nada es serio, salvo que no estamos transitando por los mejores caminos, ni haciendo lo políticamente correcto.
Requerimos de una clase política en todo el territorio que conduzca como debe y tiene que ser la cosa pública con conocimiento de causa y visión, lo que es asaz difícil, ya que quienes la conforman, son presos de sus propios intereses y de quienes allí los instalan, lo que impide y hasta imposibilita que se encuentren las soluciones mejores para la gente.
Estamos golpeados gravemente, sigue azotando con fuerza extrema el narcotráfico, la subversión y crece inconmensurable la delincuencia común que nos aterroriza en todos los confines. Corre la sangre cuál ríos caudalosos y turbulentos. Esto tiene que pararse ya, enseguida, en lo que importa sobremanera dejar de lado, alejarnos de todo asomo de polarización; y en oposición a lo cual, focalizarnos en la búsqueda y benéfica procura de todos y cada uno de quienes conformamos esta patria irredenta. Sin las una y más inequidades que a la vista están y en ruta de nuevos y mejores caminos, la esperanza cierta de un mejor mañana llegará a nosotros más antes que después. rubenceballos56@
