Esta cifra, de acuerdo con Unicef, “es la más alta que se ha registrado en un periodo de dos meses desde que se llevan estos registros”, y señala que en el mismo periodo del año anterior menos de 1.400 fueron contabilizados por las autoridades panameñas.
Además Unicef advirtió de que el número de menores no acompañados o separados continúa creciendo, y, tomando como base los dos primeros meses de 2023, estima que “un promedio de 5 niños por día llegan solos a Panamá o al menos 200 en lo corrido del año”, mientras que en 2022 en el mismo periodo registró “menos de 40”
El organismo de Naciones Unidas considera que los niños y niñas separados o no acompañados son “particularmente vulnerables a la violencia, el abuso y la explotación”.
Garry Conille, director regional de Unicef para América Latina y el Caribe, aseguró que sus “equipos en el terreno nunca han visto tal cantidad de niños y niñas cruzando la selva de Panamá solos o con sus padres”.
“Si se mantienen las tendencias actuales, la cantidad de niños, niñas y adolescentes migrantes que cruzan a través de Panamá este año, rebasará por mucho el total registrado el año pasado”, alertó Conille, y destacó además que Unicef “está aumentando la asistencia humanitaria en apoyo a la respuesta del gobierno de Panamá” a esta crisis migratoria.
El flujo más intenso en las últimas semanas ha sido de familias haitianas con niños nacidos en Brasil o en Chile, que llegan a varias comunidades de acogida en Darién, para después seguir el tránsito hacia las estaciones temporales de recepción migratoria, donde Unicef trabaja desde 2019, dijo este jueves a EFE Margarita Sánchez, oficial de protección infantil en emergencia de Unicef destacada en la zona.
“Llegan con muchos miedos (por lo que han visto en la selva) y con un apego muy fuerte a sus papás (…) no quieren dejarlos ir, y manifiestan mucha tristeza y cansancio de haber caminado tanto, pero más (tristeza) por haber dejado atrás a amiguitos en los países donde vivían y por no haber estudiado desde hace mucho tiempo”, relató Sánchez.
También llegan con afectaciones como vómitos, diarreas “porque les ha tocado tomar agua de fuentes que no son seguras”.