Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza
Demandan en manera importante y urgente nuestra ciudad y departamento de un proyecto político de grande envergadura y dimensión social, moderno, eficiente, eficaz, futurista, prospectivo y estratégico, lo mismo que equilibrado y profundo. Un proyecto ajustado que consulte de manera objetiva e importante las propias realidades, necesidades territoriales, prioridades y demandas poblacionales, sin que medien en ello las siempre perniciosas intromisiones demagógicas y populistas. Centrado. Puesto con firmeza en un mundo que avanza y se transforma, lo que obliga a tener la mirada en el hoy, no olvidar el pasado, pero sobre todo estar atentos y de cara al porvenir.
Un proyecto integrado por personas que muchas veces y a pesar de sus propias convicciones puedan escuchar, respetar y controvertir con firmeza, sin odio, con entusiasmo y sin prejuicios. Ciudadanos de mente activa, que sepan exactamente quién les habla y desde dónde lo hacen. Igualmente, dirigentes depositarios de un lenguaje contemporáneo y conexión generacional transversal y armónica para los más de los efectos que en beneficio vayan de la colectividad. Líderes ciertos como muchas veces lo he referido en mis columnas de opinión. Buenos analistas de la cosa pública, judicial y política. De la economía y demás temas inherentes a la buena marcha administrativa pública y comunitaria. Que puedan ofrecer respuestas y soluciones, lo mismo que ser estudiosos a fondo de lo local a lo global. Comunicativos y cercanos a la gente de la que deben ser voceros válidos y permanentes. Sensibles a las problemáticas. Que no
Homogenicen pensamiento y tengan la certeza de la fuerza de la educación y la información como instrumentos potentes para enfrentar los fenómenos complejos que entrañan, como son los desafíos de política local y global existentes y los que no dejan de surgir.
Tenemos que rechazar todo atisbo de mentiras, autoritarismo y vulgaridad, que, en decir del Maestro Nicolas Gómez Dávila, con ancestros entre nosotros, es irrespetar lo que merece respeto y respetar lo que no lo merece. Importa sobremanera como ciudadanos de bien, tener conciencia plena del estado actual de cosas que viviendo estamos, de las ventajas de observar desde la serenidad, de las trampas de la modernidad y de las babosadas encubiertas en la aparente ilustración y la post verdad.
Se trata de retratar un pensamiento diferente, más abierto y predispuesto que el de muchos autodenominados progresistas, librepensadores y con una visión holística más incluyente que la de muchos que solicitan igualdad con alaridos y desmanes de toda laya.rubenceballos56@gmail.com
