Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza
Los engaños a los que han estado sometidos la ciudad de Santa Marta por más de once años y el departamento del Magdalena por casi tres, además de ser una vergüenza, han sido todo un engaño que hacen palidecer a cualquier persona medianamente inteligente y sensata que tome en cuenta promesas incumplidas, desmanes surtidos, desgreños administrativos, ineficacia, ineficiencia y la corrupción galopante que han sufrido en abundancia las arcas erarias con acciones de desmedro público que circulan abiertamente de boca en boca, que además se difunden entre nosotros por todas las redes y, son aceptadas por los ciudadanos todos, inteligentes, menos inteligentes, instruidos, menos instruidos, civilizados, cosmopolitas, cultos, profesores, académicos, intelectuales, profesionales, universitarios, artistas y en fin personas a todos los niveles, oficios y grados de instrucción, de quienes se aspira, de cara a una nueva cita electiva, actúen en consecuencia respecto de lo que sucediendo esta en nuestros territorios y sería imperdonable seguir sosteniendo.
Han sido las nuestras unas administraciones monumentalmente incongruentes en verdad, que de seguir entronizadas en el poder será la destrucción de la ciudad y el departamento o lo que de ellos queda. No creería o mejor me resisto a creer, que samarios y magdalenenses renuncien a la tarea de impedir que tanta mediocridad se eternice en la administración y continúen llevándonos irremediablemente al traste.
No podemos permitir que se siga engañando como muy hábilmente han hecho, así como insultado al intelecto humano, en el entendido que necesitan engañarlo continuamente porque no puede soportar el exceso de la negativa realidad que los rodea. Vivimos y estamos enfrentados a experiencias desagradables, lo que obliga buscar y encontrar salidas mejores que nos aparte definitivamente de toda burla y falsedades. No más engañarnos nosotros mismos, ni hacerle más el juego a ese mecanismo mental que lleva a creer en lo irreal que quieren que creamos, y no lo que todos sabemos que realmente está pasando.
Me parece muy bien, aunque no del todo, que la gente que los acompaña desde las prebendas y el sometimiento, que no por otra cosa, siga engañándose con ellos, pero una ciudad y un departamento entero no puede vivir emplazado en el engaño permanente, Así no vamos a salir por arte de magia de la encrucijada en que nos hallamos. Es entender que ellos solos no van a obrar milagro alguno, como demostrado está y ya han tenido tiempo más que suficiente para mostrar resultados positivos que reflejados estuviesen en constructos de envergadura, por haber sido inferiores tanto a sus promesas de campañas, como a la confianza en ellos depositada por una engañada comunidad ansiosa de cambios y transformaciones reales. rubenceballos56@gmail.
