Caminos de ineptitud

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Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza

Es claro que la desilusión, la cual vemos y expresan nuestros coterráneos a cada instante, la encontramos definida como esa pérdida de la esperanza, especialmente de conseguir una cosa que se desea, o de la ilusión al saber que algo o alguien no es como se creía. Es sin duda alguna uno de los mayores y peores peligros que enfrentamos, ya que transforma el entusiasmo en negación, a la par que lleva a refugio, bloqueo, desazón, inmovilidad, sentimiento de abandono y nos hace pensar, como si irremediable fuera, que las fuerzas de los asociados no ejercen influencia en los gobernantes. Es una tensión de rozamiento y de fricción y, desde luego, se dirige en sentido opuesto al movimiento de los que administran. 

Razones las cuales para que la sociedad civil se estimule a participar activamente y ayudar en consecuencia. No quedarse en casa y tomar las posiciones cívicas que pertinentes fueren, con el deseo de todos salir avante de las situaciones negativas que acusamos y bien y mejor puedan superarse. Nada debe ni puede detenernos como país, lo que debe ser consigna permanente de la ciudadanía y de la comunidad. Es renunciar a convertirnos en caminantes resignados y sufridos, cuando podemos aportar las soluciones mejores. 

No estamos como sociedad que ha sufrido y sufre permanentemente los embates de malas y peores administraciones, para perdonar y menos para olvidar tanta ineptitud, especialmente ante tanto derroche de cosa inanes, tantas insustancialidades, violencia, inseguridad, caos vehicular, ningún significativo avance en alguna área ni nivel, lo que nos lleva a preguntarnos,  ¿para qué sirven nuestros impuestos si nos sentimos dejados de la mano que recoge nuestra contribución para atendernos?, Lo que es a todas luces injustificable, y más, cuando es rumor extendido por doquier que se hace feria a rodo con los sagrados recursos públicos, mismos que se posan abundantes en las arcas, esas sí nada santas, de quienes los administran. Vaya uno a saber que tanta verdad habrá en ello, pero lo cierto es que los rumores no cesan y antes crecen incontenibles cual gigantesca bola de nieve. 

Acciones, inacciones y omisiones que pisotean gravemente la democracia, al tiempo que desestimula a la comunidad en cuanto a la confianza y credibilidad en sus dirigentes e instituciones, lo que no es no es bueno para construir comunidad, municipio ni departamento. Hay una muy honda preocupación entre la ciudadanía samaria y magdalenense, que no ve porvenir, como tampoco una sociedad pujante, la cual se muestra agobiada por el mal ejemplo de una dirigencia más bien ausente de la masa social con la que no interactúa, generando como negativo resultado las consabidas desintegraciones que a nada conducen y mucho menos edifican en beneficio colectivo. rubenceballos56@gmail.com tw: @CeballosRuben56–Ing: @rubenceballos2021  *Jurista

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