Una Santa Marta posible

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 Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza*

Economía, obras, transparencia, estudios, análisis, información, rendición de cuentas, búsqueda de opciones y alternativas, urbanismo, proyección, educación, infraestructura, sanidad, inversión social, contexto, consolidación, gestión, ayudas, planes, proyectos, programas, diagnóstico, prospectiva, estrategia, todos a una y muchos más aspectos a tener en cuenta deben ser articulados en beneficio de las comunidades    samaria y magdalenense, a fin de poder mostrarnos ante la faz del país y del mundo como unas unidades administrativas que desean y quieren desarrollo, crecimiento, progreso y bienestar. 

Administración, partidos, gremios, asociaciones, grupos, organizaciones, sectores, empresarios y demás otras entidades e instituciones que actúan e interactúan en nuestros territorios, deberían darse a la tarea de diagnosticar el momento actual de crisis generalizada que vivimos y actuar en consecuencia, sin que obviadas sean la de orden medioambiental, el fin de los combustibles fósiles y la crisis social global, con sus respectivos efectos y necesidades con el fin que se planteen las soluciones a las que haya lugar, en lo que no debe ocultarse nada ni permitir que algunos impulsen a quienes los representan en las instituciones a dirigir fondos hacia los proyectos que les interesan a ellos, que no al conjunto de la sociedad. 

Si bien el sistema político representativo que conocemos ha logrado grandes e importantes adelantos en los últimos siglos en el mundo, no es menos cierto que ha sido parte de la crisis, junto al entramado financiero, empresarial y a los miles de millones de personas consumiendo. No se trata de pretender que los citados solos vayan a solucionar la crisis con sus propuestas continuistas es erróneo, sin que medie un estudio integral de toda la crisis sistémica, con al menos mínimos ejercicios de autocrítica y renovación, de lo contrario, todo cuanto se haga será una lamentable y crasa irresponsabilidad histórica, así como una pérdida de tiempo. 

Se pasea por el mundo entero un capitalismo en crisis por el agotamiento de recursos naturales, lo que indica que la solución debe y tiene que pasar por un cambio de modelo, que será mejor cuanto antes lo asumamos con la seriedad que requiere, so pena de tener que vivir los peores efectos de esta crisis que estarían por venir de no apurarnos en su control, en lo que interesa la vinculación y recuperación de los beneficios empresariales, siendo vital un sistema político realmente democrático. En democracia, ante una crisis sistémica, no debiera permitirse que pocos decidieran las estrategias y la inversión, toda vez que es evidente que los mismos defenderán la fidelidad a los objetivos de sus patrocinadores, que no a los públicos. 

Necesitamos unas instituciones que abran el debate sobre la situación y sobre las estrategias. Que consigan unir conocimiento academia, universidad, comunidad, agentes sociales diversos para lograr el mejor análisis, así como el interés de los medios para divulgarlo entre la gente. Unas instituciones que se interesen por los intereses comunes de la gente, por suplir sus necesidades básicas insatisfechas al menos, seguridad vital, empleo, salud, protección del medio ambiente, promoción de la persona y los grupos, para así articular la puesta en marcha de proyectos de todo orden realmente democráticos, sustentables y sostenibles, en el entendido que es lo ideal no subsumirse ni atarse demasiado a los intereses particulares, sino a los superiores de la comunidad. Otra Santa Marta es posible. Pero para eso hace falta inteligencia y participación. Solo la sociedad activándose en este sentido puede cambiar el rumbo que nos llevará al abismo de no apersonarse de nuestra ciudad. rubenceballos56@gmail.com tw: @CeballosRuben56–Ing: @rubenceballos2021  *Jurista

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