Más civismo, más cultura

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Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza

Años atrás se notaba una Santa Marta, si bien no industrializada, sí con vocación de progreso. Con proyección turística, hasta el punto de ser conocida en el concierto nacional como “La ciudad turística por excelencia”. Una ciudad la nuestra de brazos abiertos, amable, afable, con manifiesta, alegre y decidida voluntad de trabajo y definida capacidad de ascenso. La pujanza cívica de su clase dirigente eran caja de resonancia de las necesidades, aspiraciones y demandas ciudadanas y comunitarias. Nunca le faltó a nuestros dirigentes tiempo, espacio y voluntad para buscar, procurar y obtener las mejores soluciones en satisfacción de los problemas pendientes.

 

Eran aquellas generaciones de dirigentes luchadores, afanados y empeñados en convertir a Santa Marta en un polo de desarrollo para que fuese tenido en cuenta regional y nacionalmente; por lo que pudieron hacer realidad estructuraciones, empresas, entidades, corporaciones, asociaciones, organizaciones y obras importantes de infraestructura. Se estimulaba, fomentaba e impulsaba la cultura por medio de campañas y programaciones a cargo de personas amantes del mundo del saber, como fue el caso de la “Sociedad de amigos del arte”. Se editaban con alguna frecuencia folletos de poesía y cuentos patrocinados por personas, negocios, cooperativas y empresas que aportaban su grano de arena, lo que se hacía con cierta regularidad y frecuencia, en cuyas páginas encontrábamos vibrantes las plumas autorizadas de autores de la tierra, nacionales y universales, incentivos aquellos que mantenían ardiendo la flama de la afición y la intelectualidad.

 

Tiempos, momentos, memoria e historias de suyo positivas de un pasado social, intelectual y edificante que invita a la reflexión y a la continuidad. De ayer a hoy, en Santa Marta, ciudad dos veces santa, se han ido desvirtuando y abandonando las causas cívicas y culturales mejores que la hicieron grande. Su progresivo avance era el resultado del definitivo reto, como abnegado compromiso y cumplimiento de aquellos quienes asumieron con infatigable esfuerzo y denuedo cierto para alcanzar victorias cívico-culturales de valía que ya hoy no son.

 

Muchos y más aspectos fueron significativos. Se adelantaron interesantes y valientes campañas en relación con los más apremiantes y prioritarios asuntos de interés general. Se lideraron temas de vital necesidad pública. Se impulsaron valores intelectuales y artísticos que pretendían su oportunidad para hacerse notar o ser notables. Hicieron cuanto pudieron, de conformidad con las posibilidades y probabilidades de la época con voluntad y renovado entusiasmo.

 

Era ese en parte el contexto cívico, social y cultural de nuestra Santa Marta del alma. Una ciudad que quería progresar turística, formal y materialmente, como también cultivar en estadios superiores las tendencias mejores de la mente y del espíritu; de ahí que el llamado sea emular y además superar ese pasado para enfrentar el porvenir con estandartes enhiestos del civismo y la cultura. Volver a ello sin más demora, ya que tenemos como ciudad ser faro luminoso a estos tenores. Recuperar el sentimiento de pertenencia. Ser una gran urbe. Insistir en sus ambiciones turísticas y de integral progreso; y, aupar para que nuestra juventud se inspire en esos grandes ideales, lo mismo que fortalecida, afirme y reafirme su andar en las más promisorias sendas de esperanzas hechas realidades. rubenceballos56@gmail.com tw: @CeballosRuben56–Ing: @rubenceballos2021  *Jurista

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