Un País Crispado y en tensa incertidumbre

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Por Hernando Fernández de Castro 


La elección de Gustavo
Petro como Presidente de los colombianos, ha traído una inseguridad en la sociedad colombiana, que no es buena para el País.

En primer lugar es bueno hacer un llamado a la cordura y a la sindéresis, a algunas de las personas que se han anunciado, por parte del electo presidente, serán nombrados como ministros, su locuacidad está exasperando a muchos sectores sociales, económicos y políticos.

Pareciera que más que próximos miembros de  un gobierno nacional, se sintieran todavía en campaña política en favor de un candidato, grave favor que le  hacen al doctor Gustavo Petro, que necesita crear consensos alrededor de algunas políticas públicas para mejorar la situación de los colombianos más necesitados.

No es pronosticando expropiaciones, o compra de tierras explotadas, no es culpando del problema en el campo Colombiano a la  tenencia de la tierra o al reparto de esta en pequeñas parcelas, cuando desde 1936, conla expedición de la ley 200 del 36, en el gobierno de López Pumarejo, seguido de la ley 135 de 1961 que creó el INCORA, se establecieron las bases o lineamientos estratégicos de la política agraria en nuestro país cimentadas en tres pilares para hacer una reforma agraria las cuales son:

a) dotación de tierras a campesinos carentes de ellas; b) adecuación de tierras para incorporarlas a la producción, y c) dotación de servicios sociales básicos y otros apoyos complementarios. También tenemos en nuestra legislación la ley 1 de 1968 que introdujo modificaciones a la ley 135 de 1961, igual la ley 4 de 1973, la ley 6 de 1975, reformadas por la ley Ley160 de 1994, que crearon el Sistema Nacional de Reforma Agraria y Desarrollo Rural Campesino, se establece un subsidio para la adquisición de tierras, se reforma el Instituto Colombiano de la Reforma Agraria y se dictan otras disposiciones.

Sin mencionar por motivos de espacio los decretos legislativos como el 1071 de 2015 y ordinarios que reglamentaron en su momento cada una de estas normas.

En nuestra legislación se encuentran las figuras de la Extinción del derecho de dominio privado, la negociación directa para comprar, o la expropiación con indemnización, que pueden ser utilizadas por el gobierno, si quiereimplantar una política agraria en base a la intervención de la propiedad privada, pero dentro de la ley y la Constitución.

No es amenazando, ni culpando a los ganaderos y productores agrícolas como va el gobierno de Petro a mejorar la producción nacional del sector agropecuario ni llevar bienestar a los habitantes de este sector.

Es costumbre de algunos políticos de izquierda en Colombia, desde hace muchísimos añosesgrimir el manido argumento de la tenencia de la tierra en Colombia para hacer política, argumento heredado de Méjico, donde si había verdaderos terratenientes y fue necesario una intervención estatal para eliminar los latifundios que existían en ese País.

En Colombia la producción del campo no se soluciona entregándole solamente tierra a los campesinos, se necesitan vías terciarias para que saquen sus productos a los mercados, prepararlos en los sistemas de producción, facilitarles crédito para maquinarias, insumos y manejos de cosechas. Igual es fundamental que los servicios públicos domiciliarios como energía y agua potable les lleguen a suspredios, que la educación de sus hijos esté a su alcance en las veredas para que no las abandonen o la vendan como ha ocurrido en años anteriores.

Si el próximo gobierno, verdaderamente quiere recuperar la producción agropecuaria, para beneficio de todos, debe comenzar por hacer una retrospección de cuanto le costó a los campesinos y productores de ese sector, el accionar de la guerrilla y de todos los grupos armados ilegales como los paramilitares, para que así, se tomen las medidas conducente a que estos fenómenos no sigan ocurriendo en Colombia.

No es hablando ni culpando o señalando, a uno o a otros, de lo que no se ha hecho por el sector agropecuario, menos cuando se tiene una trayectoria de burócrata oficial en la vida.

El nuevo gobierno, si bien ganó las elecciones, no lo hizo por un amplio margen, los colombianos estamos divididos y no es momento de reformismos, ni de populismo o de marcar diferencias ideológicas, sino de tratar de sacar adelante al país. La economía y los sectores que la mueven, están preocupados y crispados ante tanto anuncio de reformas innecesarias y de la creación de tantos impuestos. No entendemos siprotestaron por una reforma que buscaba recoger 25 billones, pero hoy proponen una para recaudar 50 billones, con la excusa que se dedicaran a asistencia social. ¿Será que quieren convertir a Colombia en un Estado asistencialista, modelo obsoleto y fracasado en el mundo? ¿Quién los entiende? Se requiere cordura, sensatez, empatía y serenidad para gobernar.

El Presidente Gustavo Petro, no puede entender las críticas como retos, debe pensar primero en el bienestar común que en complacer venganzas  políticas o intenciones de poner contra la pared a empresas y productores que son los generadores de empleo y riqueza.

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