La espada gloriosa del Libertador Simón Bolívar

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Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza

No quiero en estas líneas, ni es mi querer tampoco posar de historiador; solo referirme a lo que considero una necesidad histórica para nuestra ciudad, como es tener entre nosotros la espada de Simón Bolívar, el Grande Libertador de cinco naciones, siendo deber ser que la misma repose en Santa Marta, ciudad donde vivió sus últimos días quien es y será uno de los hombres más importantes de la humanidad; y, ciudad donde falleció para nacer a la eternidad, en el entendido que somos respuesta de lo que pensamos, creemos y sentimos como producto de una sensibilidad que vamos desarrollando desde el nacer con base a lo que vemos, oímos y percibimos en nuestro contexto cultural, lo que nos obliga a nunca abandonar la personal perspectiva social e histórica, en la verdad que ella, la historia, estudia el quehacer del hombre a lo largo del tiempo y no es una simple narración de hechos que tienen cierto grado de veracidad, sino una interpretación de los hechos humanos y por lo cual importa plantear el significado de los acontecimientos, generando una significación del hecho histórico para el presente y el porvenir.

 

Comprendernos más históricamente tiene que ver con el compromiso que nos asiste de conservar como cuerpo presente de información, la espada del Libertador Simón Bolívar, por la importancia que tiene cuando de medir los hechos y sus relaciones se trata, y bien puede acercarnos a una objetividad e idea de memoria histórica con todo su amplio universo de referencias en las que encontramos el sentido positivo de haber podido superar situaciones extremas para poder contarla y mantener las tan necesarias coherencias vitales.

 

Se impone recuperar lo que por una u otra razón nos pertenece, y contamos hoy, próximos a cumplir 500 años de fundados, un grado de madurez que nos permite abordar el claro objetivo de poseer físicamente la espada del Libertador Simón Bolívar, para simbolizar así su dignidad y significancia para nosotros, región Caribe, Colombia, América y el Mundo, al tiempo de permitirnos y facilitarnos una mayor cohesión histórica y social en la comprensión que los objetos, como bien se sostiene con sólidas argumentaciones desde altas y distintas tribunas del pensamiento, forman parte de nosotros mismos, nos definen y refuerzan nuestra identidad, nos unen con el pasado, con nuestra historia; y, más importante aún, nos permiten mantener relaciones con personas que ya no están y en este caso fueron determinantes en la consolidación de los caminos mejores de la libertad alcanzada.

 

Simón Bolívar, es por sí mismo, fuerza e idea militante, y las ideas no podemos darnos el lujo de maltratarlas como muchos lo hacen y en ello se especializan, hasta el punto que donde la hallan, la persiguen, y una vez la alcanzan, la vapulean sin misericordia, la arrastran y arrinconan en clara enemistad sistemática que les emana de lo más profundo de su existencia, con lo que históricamente debería y tendría que ser. No podemos olvidar y mantenerlo vivo debemos en el recuerdo, es parte del compromiso que tenemos con nuestro Libertador Don Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Ponte Palacios y Blanco; más, por cuanto es y será hasta el fin de los días verdad, historia y leyenda viva. rubenceballos56@gmail.com tw: @CeballosRuben56–Ing: @rubenceballos2021  *Jurista

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