Lo que nos dejó la primera vuelta presidencial

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Por Hernando Fernández de Castro

Ya se ha escrito mucho sobre las lecciones que dejó el debate del domingo pasado, pero no está demás recabar en algunos aspectos, que en mi concepto, son importantes para el futuro de nuestro país.

No queda duda que el gran ganador, fue el pueblo colombiano y su democracia, pues hasta el momento, salvo algunas voces extraviadas, todos han aceptado los resultados del proceso.

Está demostrado que los colombianos claman por un cambio,  sin que muchos comprendan realmente, lo que debe ser  un cambio en política y consideran que todo   aquel que hable mal de la institucionalidad en Colombia, representa un cambio, o  el que se autoproclama como la posibilidad de cambio, de hecho ya lo es. Para hablar de una política diferente, se necesita plantear reformas estructurales al modelo de Estado vigente, lo que nos podría llevar a un abismo institucional si no se hace con coherencia y pensando en el bienestar de toda la comunidad y no en la persecución del aparato productivo.

Así mismo quedó evidente que la mayoría de los jóvenes en busca de ese cambio, votaron por el Pacto Histórico, creyendo que este los representa, y otras juventudes lo hicieron por Rodolfo Hernández.

Se puso de presente en estas elecciones, que los colombianos no se dejaron guiar por los partidos políticos tradicionales y  votaron en forma independiente y libre, lo que me parece extraordinario y que ojalá se convierta en costumbre hacia el futuro, que en adelante no permitan que les compren su conciencia en ninguno de los procesos electores que se llevan a cabo en Colombia, que esa independencia se demuestre en las elecciones para gobernadores y alcaldes, asambleas y concejos, lo mismo que para Congreso.

Hoy los dos candidatos, sin duda son el reflejo de nuestra sociedad diversa, dispersa y rebelde, parecen ser representantes de la liberación política, sin embargo, es perfectamente claro que Petro tiene más de 20 años de estar haciendo política en Colombia, ha sido parlamentario y Alcalde, por lo tanto, de una u otra manera, representa parte del estamento o la institucionalidad política colombiana, así sea símbolo de la izquierda que usufrutua las garantía de nuestra democracia, pero trata de destruirla desde dentro para favorecerse de ella.  Rodolfo Hernández, fue Alcalde de Bucaramanga contra todos los políticos y hoy representa lo que los gringos llaman un outsider, o sea un político que no es político, pero que quiere gobernar y acceder al poder con el respaldo directo de los electores sin la intermediación de partidos o movimientos políticos.

Colombia viene sufriendo de una crisis de liderazgo, esa es una realidad, los partidos políticos perdieron el rumbo y por eso dejaron de gobernar desde hace más de veinte años, sin embargo han mantenido vigencia por la elección de congresistas que obligan a que los presidentes electos acudan a hacer pactos de gobernabilidad para sacar adelante sus propuestas de gobierno hechas en campañas.

En el presente, la situación parece ser igual, ningún partido cuenta con las mayorías suficientes para imponer condiciones en el Congreso y ninguno de los dos candidatos presidenciales tienen la representación suficiente en el Parlamento colombiano que les garantice una gobernabilidad fácil.

Sin embargo tanto Petro, como Rodolfo dicen ser candidatos independientes, a pesar que Petro si cuenta con respaldo de congresistas de izquierda y de los miembros exfarc que tienen curules regaladas por Santos, pero sin completar el número de escaños suficientes que le garanticen una mayoría.

Creo más en la autonomía del Ingeniero Hernández, no llevó listas al congreso, no pertenece a ningún partido político colombiano, tiene  independencia económica, habla claro y directo contra la corrupción, por eso es disruptivo, políticamente hablando, si él gana puede lograr un cambio en las costumbres políticas colombianas, e incluso hacer que esa disrupción, se manifieste en la elecciones de 2023 de gobernadores y alcaldes donde desaparezcan la imposiciones políticas y la participación de dineros de contratistas y mal habidos en esas contiendas electorales futuras.

Colombia requiere urgentemente un gobierno sin ataduras políticas ni ideológicas, queremos un presidente comprometido con el combate a la corrupción, con una reforma judicial que lleve la justicia a todos en forma pronta y eficaz, un mandatario que cuide los dineros de los colombianos y ponga al servicio de la comunidad el presupuesto nacional sin compromisos con contratista o financiadores de campañas, que llegue a gobernar y no a satisfacer egos, ni a tratar de perpetuarse en el poder.

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