Como una gran bendición después de la Semana Santa fue recibida la lluvia que cayó en varios sectores de la ciudad y que ayudó a refrescar el ambiente caracterizado por una intensa ola de sofocación.
La primera lluvia intensa en este mes de abril no fue tan prolongada pero alcanzó a poner en aprietos a muchos samarios que alcanzaron a mojarse en sectores como Gaira, Mamatoco y los barrios que se encuentran a lo largo de la vía que comunica hacia el corregimiento de Minca y sus alrededores.
Algunos motociclistas debieron recurrir al impermeable para cubrirse y cumplir con su itinerario, mientras que otros se lanzaron como ‘patos al agua’ y pudieron enjuagarse con las gotas de agua fresca.
Con el fugaz aguacero quedaron al ‘desnudo’ los inconvenientes que se presentan con el represamiento de las escorrentías cuyas aguas descienden desde los cerros arrastrando lodo, piedras, plásticos, hojarascas y múltiples desechos que taponan las rejillas de desagües. Así sucedió en la primera calle de la urbanización Rodrigo Ahumada, la cual es destapada y sin pavimento.
Mientras llovió, la carretera vía a Minca justo al frente de las torres de Parques de Bolívar se enlagunó obligando a los conductores del transporte público colectivo, de taxis, motos y de vehículos particulares, a disminuir la velocidad.
Desde muy temprano el sol permaneció oculto por una intensa nubosidad que anticipaba la anhelada lluvia, pero fue después de 4:00 de la tarde cuando el cielo se puso gris y San Pedro decidió abrir las llaves del cielo para dejar caer la precipitación.
El fugaz aguacero de este 18 de abril iniciando la semana también generó traumatismos en el sector de Curinca en donde las aguas se represaron debido al taponamiento de las rejillas de los canales de desagüe con cantidad de basuras.
El flujo vehicular se vio disminuido mientras llovía y la movilidad vial volvió a normalizarse a los pocos minutos después de que escampara. Sin duda el aguacero aportará a revitalizar los ríos en la parte alta de la Sierra Nevada, los cuales abastecen al acueducto, pero además permitirán que los árboles plantados en los cerros tutelares que circundan a Santa Marta puedan reverdecer.
