“Es un sueño cumplido estar en la Universidad”: docentes de UNIMAGDALENA

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“Hoy venía por la mañana a la Universidad dándole gracias a Dios por este sueño cumplido”, expresó la administradora especialista Colombia Jaramillo Botero, docente del Programa de Administración de Empresas Turísticas y Hoteleras por Ciclos Propedéuticos, mientras miraba hacia el cielo con ojos brillantes y sonrisa esplendorosa por estar en el campus de la Universidad del Magdalena en su primer día de clases presenciales.

 

La docente Colombia Jaramillo soñó desde hace seis años vivir en Santa Marta buscando un ambiente tropical y ameno para cambiar la vida acelerada de su natal Bogotá. En medio de la pandemia fue contratada por la Alma Mater, dictó un semestre en la virtualidad y, ahora, con ocasión del retorno total materializó su proyecto personal de radicarse en la capital magdalenense.

 

A pesar de los largos años de experiencia en la pedagogía, Jaramillo Botero sintió emoción y nervios por dictar su clase de manera física en esta Casa de Estudios Superiores, como si fuera la primera en su vida. En la emergencia sanitaria se adaptó rápidamente a las nuevas metodologías de enseñanza que trajo consigo la virtualidad y horas antes de ingresar al salón de clases se preguntaba “¿Será que voy a recordar cómo era antes?”.

 

Sin embargo, la necesidad de regresar al contacto humano, de percibir las emociones y expresiones de los estudiantes, de inspirarles la energía por aprender, hacía que la profesora Colombia Jaramillo ansiara estar en las aulas. Apenas cruzó la entrada peatonal reconoció su asombro por la belleza del campus y recalcó el prestigio nacional e internacional que tiene la Institución.

 

“Yo estoy muy feliz de conocer a estos chicos, inyectarles un poco de la experiencia y el conocimiento que tengo (…) pienso que, así como la Universidad cumplió mi sueño, yo también puedo aportarle mucho, devolverle en algo lo que me ha brindado, que es darme la oportunidad de tenerme acá”, afirmó la docente del Programa de Administración de Empresas Turísticas y Hoteleras por Ciclos Propedéuticos, quien además confesó que, como ‘primípara’, se quedaría todo el día a explorar las instalaciones.

 

Por su parte, la licenciada Carolina Gaitán Jaimes, docente de inglés adscrita al Centro de Plurilingüismo, llegó de manera anticipada y a las 5:45 de la mañana ya estaba en las afueras del recinto universitario como lo hicieron los miles de estudiantes que esperaban la apertura del portón principal.

 

“Había mucha gente en la entrada esperando para poder ingresar. Es emocionante, pero a la vez también tenía esa duda de dónde estaría el salón, porque sé que es un campus grande (…) pero ha sido una experiencia intrigante”, relató la docente Carolina Gaitán, quien también por primera vez llegaba a la Universidad a dictar clases presenciales.

 

La profesora de inglés, aunque es procedente de Bucaramanga, antes de la pandemia ya estaba radicada en Santa Marta. No obstante, aprovechó la virtualidad propiciada por el confinamiento para regresar a su ciudad, donde tiempo después logró ser vinculada de manera remota a UNIMAGDALENA.

 

A su regreso y como principiante en la Universidad del Magdalena admitió sus expectativas de conocer a los estudiantes, con quienes solo podía relacionarse a través del mundo digital. “Nos alegra mucho tenerlos de regreso. No es lo mismo vernos a través de una pantalla, que ya poder tener una interacción en persona. Son interacciones que no se pueden cambiar por nada (…) el contacto, poder compartir juntos es algo que no se reemplaza por ningún medio tecnológico y es lo que también nos enriquece. Espero disfrutar este proceso juntos”, declaró la docente Gaitán.

 

A este grupo de docentes cuya experiencia presencial en la Alma Mater apenas inicia, se sumó el psicólogo magíster Javier Gómez Rangel, vinculado a los programas de Psicología y Administración de Empresas.

 

El profesor Javier Gómez, también emocionado por el retorno, reconoció que la presencialidad es un hecho que le otorga plenitud a su labor. “Es algo que lo llena mucho a uno, porque ellos transmiten esa alegría de volver (…) la Universidad, el espacio y el ambiente se presta para todo eso (…) poder verlos y leer en su rostro lo que sienten es importante y muy bueno”.

 

Durante su primera experiencia también sintió nervios, pero una situación hizo que la clase fluyera aún más. “Me gustó mucho porque hubo un estudiante que me preguntó ‘Profe, ¿Cómo está? ¿Cómo está su familia?’ Y no me conocía. Era la primera clase (…) eso es lo que nos llena, que alguien se tome un poco de su tiempo para preguntar, hay un interés por saber cómo estás tú”, narró el docente con tono emotivo y de agradecimiento.

 

Ante este retorno, estudiantes y docentes compartieron el mismo sentimiento de felicidad y no pudieron ocultar su asombro al encontrar un campus que durante la pandemia mantuvo su magnificencia y que fue cuidado permanente para ofrecer a la comunidad universitaria instalaciones idóneas y adaptadas a las dinámicas del proceso de enseñanza-aprendizaje.

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