La capitán Ingrid Arango es la primera mujer al comando de una aeronave del Ejército, Cessna Gran Caravan

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Desde su ingreso a la Escuela Militar de Cadetes, José María Córdova, el 10 de enero del 2009, y siendo parte del primer contingente de mujeres graduadas como tenientes, soñó con volar alto en toda su carrera.

Nació en San Antonio, Tolima. Al culminar sus estudios de bachiller no lo pensó e hizo caso a su vocación: ingresó al Ejercito Nacional. En su historial figura la graduación como oficial del arma de comunicaciones; nombrada como Brigadier Mayor durante su permanencia en la escuela, lo que la llevo a obtener la condecoración Jose Maria Rosillo, y el distintivo al mérito deportivo.

Desde que inició la especialidad de aviación en el Ejército, cada vuelo que ha realizado durante su carrera, significa la responsabilidad de mantener la integridad física de su tripulación y pasajeros.

En 2014, la capitán Ingrid Arango Calderón se convirtió en la primera mujer piloto del Ejército Nacional, al comando del avión BeechCraft King Air.

“Empecé volando en misiones de inteligencia técnica, movimientos aéreos”, cuenta en tono nervioso, en medio de las hélices de un avión que hoy pilota. Eso sí tuvo que sortear muchas pruebas y hacer un acumulado de horas de vuelo –y no de millas- para seguir ascendiendo en su carrera.

En cada peldaño ha tenido sus dificultades, pero hoy, la capitán Ingrid ostenta otro nuevo renglón en su hoja de vida, al convertirse en el primer piloto al mando de una aeronave tipo Cessna Grand Caravan, proceso que empezó a certificar desde el 2019.

“Para mi es una satisfacción después de haber trabajado tantos años con disciplina y responsabilidad. Por eso debo agradecer a los comandantes y a mis superiores que nos han dado a las mujeres este espacio y en todas las especialidades alrededor de la aviación militar”, sostiene.

Para alcanzar este logro se debe cumplir un primer requisito de haber volado al menos 1.200 horas. Luego, su nombre es propuesto por un instructor para ser futuro piloto al mando, en donde un comité se reúne para verificar que haya cumplido las condiciones exigidas.

A la hora de volar, el tablero lleno de toda clase de botones, suiches, y perillas no la asusta; se mueve como ave en el cielo; es su pasión y su deleite. Conoce cada parte del avión Grand Caravan como la palma de sus manos.

“Su proceso ha sido arduo. Ella es una oficial muy disciplinada y con mucha actitud para desempeñarse como piloto al mando”, son las palabras del coronel Diego Fabián González Aguirre, Comandante del Batallón de Mantenimiento de Aviación del Ejército, quien agrega que un buen piloto lo primero que debe aprender es que existe un Dios supremo que es un guía en el camino.

Lo segundo, que un piloto al mando debe tener a su familia como motor principal en tiempos difíciles y lo tercero es la lealtad al Ejército; sentirse orgulloso de portar el uniforme.

Su admiración por la capitán lo hace sentir orgulloso; sabe que deja parte de su legado y conocimiento en una mujer que representa la mística de ser piloto en el Ejército.

La capitán Arango sigue comprometida con su labor, siendo una mujer piloto al mando del Cessna Grand Caravan. Su ejemplo para las otras mujeres del Ejército Nacional -como profesional y mujer militar- dan la guía para que puedan seguir ocupando espacios y aceptando retos que con su profesionalismo y capacidades desempeñan de manera idónea.

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