Los sofismas de Petro

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Por Hernando Fernández de Castro 

Los sofistas pertenecen a una escuela filosófica de la Grecia Antigua. Los sofistas actuaban como maestros de elocuencia y del arte de vencer al adversario en la disputa refutando sus argumentos, sin tener en cuenta quién estuviese en la posesión de la verdad.

Hoy hacen presencia en diferentes actividades como en los libros y conferencias motivacionales o de autoayuda, en la academia y en la política. La estrategia de los sofistas es apelar al sentimiento y las emociones de las personas.

Cuando hablamos de  sofismas, debemos pensar en argumentos o raciocinios falso, utilizados para engañas a la audiencia buscando que los oyentes o los contrincantes, caigan en el error.

Podemos decir que los sofismas tienen la apariencia de ser verdaderos y sinceros, sin serlos y siempre buscan engañar.

Me parece en extremo grave, los tintes que está tomando la campaña por la presidencia en Colombia, y eso que todavía no ha comenzado en forma, el discurso del señor Petro en el Congreso, donde propone quitarle las tierras a un colombiano, llámese Alvaro Uribe o a cualquier otro propietario colombiana, refleja es un odio personal o hacia un gremio como los propietarios del campo en nuestro país, esta es una propuesta, que va en contra de la Constitución colombiana que garantiza la propiedad privada.

Este discurso refleja el pensamiento del señor Petro contra todo lo que significa producción particular en el sector agropecuario, y podríamos estar en el futuro, de triunfar este candidato, frente a un posible proyecto o intento de modificar o implantar normas que regulen la propiedad privada en Colombia, garantizada por nuestra Constitución política.

Igualmente, es preciso decir que las leyes tienen efecto “erga omnes” o sea, son de carácter general y surten efecto para todo el mundo, no se puede legislar en nombre propio, ni para favorecerse de una disposición y mucho para utilizarla como punta de lanza contra una persona en particular.

Grave que una campaña política por la presidencia de Colombia, sea pretexto para satisfacer malquerencia contra individuos que han ostentado la dignidad nacional o contra cualquier colombiano. La política se debe hacer con ideas que encarnen beneficios para toda la comunidad, con planteamientos serios sobre los problemas que aquejan a todos los miembros de la sociedad colombiana.

Hablar en pleno siglo XXI que la tierra es símbolo de poder y que el que es propietario de una finca, sea grande o pequeña la tiene por ostentar poder, es estar parqueado en el siglo XIX y comienzos del XX cuando la economía giraba alrededor del capital, la tierra y el trabajo.

Hoy la producción en general además de tierra, capital y trabajo, incluye tecnologías, sociedades que pueden ser nacionales o internacionales. Plantear un debate electoral personalizado y sobre lo que es la tenencia de la tierra, es anacrónico. En  Colombia el problema de la tenencia tierra se comenzó a tratar con la expedición de la ley 200 de 1936 en el gobierno del doctor López Pumarejo y han sido muchas las normas que han continuado reglando el tema y muchas las entidades públicas que se han creado con el fin de dotar de tierras a nuestros campesinos, con la errada  creencia que la sola tenencia garantiza la producción, cuando la realidad es que se requiere capital, trabajo y tecnología.

Hablar de terratenientes en Colombia, es cuento viejo, importado de Méjico cuando Benito Juárez planteo la necesidad de una reforma agraria en ese país en contra de los terratenientes existían en ese entonces en dicho país con propiedades de miles y miles de hectáreas.

No desconozco los problemas que existen en nuestros campos y con nuestros campesinos, pero es destruyendo como vamos construir un mejor país. Esto lo lograremos si todos remamos hacia un mismo lado, si todos pensamos positivamente de nos dedicamos a emprender, a construir sociedad y economía.

Hoy las teorías destructivas están pasadas de moda, no es sino mirar que ha ocurrido con Rusia o China que hoy son ejemplo de crecimiento económico frente al desastre venezolano, que parece que es el modelo a seguir del doctor Petro.

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