Por Rubén Darío Ceballos Mendoza
Donde quiera que uno transita en Santa Marta y municipios del departamento, del Magdalena es mucha la indignación que percibimos hay en sus gentes, debido en su decir, a la mala por no decir que pésima administración gubernamental, los uno y más asuntos fallidos, las ningunas realizaciones a todo nivel y la serie de promesas incumplidas, amén de la polarización absurda que vivimos y a nada positivo nos lleva, que aunada a la falta de voluntad política y decisión para avanzar en beneficio colectivo, y a toda una serie de promesas incumplidas, estamos camino a ser un ente territorial sin esperanzas, así de simple, así de sencillo.
Indignados dicen estar los más de los pobladores del departamento, porque consideran que hay cosas que ya no se pueden dejar pasar, porque pareciera igualmente que no hubiese justicia, porque el irrespeto de sus mandatarios para con la gente es tal que abruma, porque parece que la primera autoridad del departamento estuviese jugando a rebosar la copa, porque no se resuelven los problemas, porque quienes gobiernan no les importa la suerte de sus gobernados, porque hacen los que en ganas le viene y porque olímpicamente, entre otras actuaciones de suyo aberrantes, pasan por el arco del triunfo y todos seguimos tan tranquilos como si nada aconteciera, cuando en verdad la situación real, monda y lironda del departamento cada día y cada vez más va de mal en peor.
Porque no sabemos para dónde vamos, porque cansados estamos de shows mediáticos, porque las demandas de la ciudadanía y comunidad no se tienen en cuenta, porque la inseguridad sigue su ritmo de manera rampante y campante, porque miente cual meretrices quienes nos gobiernan; y como no hay quien o quienes real y verdaderamente desde las nobles tribunas del saber, del conocimiento, del carácter y del criterio se echen el departamento al hombro, el gobernador y sus voceros no tienen ninguna necesidad de “pararle bolas” a lo que digan o dejen de decir tanto en privado como en público, demostrándose con ellos una minusvalía que a todas luces aterra y más cuando en vilo está el porvenir de los magdalenenses.
Porque encima de todo el victimario, redomado, mentiroso, demagogo y populista posa de víctima (costumbre reiterada) y en su mitomanía se lo cree, lo que ha generado un clima de tensión en la comunidad, algo deleznables sin duda y todo por no querer ni entender que solo con el concurso de todos es dable sacar avante al departamento que bastante necesita trasegar por mejores senderos de desarrollo, crecimiento, productividad, competitividad, progreso, bienestar y buen gobierno.
Indignada está nuestra gente porque la estrategia de la pseudo izquierda que padecemos, irresponsable e incoherente, usa el miedo como el motivo para ganar mantenerse en el poder y seguir así ganando votos, en la creencia y convencimiento, como lo afirman, que están gobernando con el estribillo de “los de antes”, a un pueblo que esta llamado a reaccionar en busqueda de nuevos dirigentes, ni los anteriores ni mucho menos los de ahora que resultaron peores que los primeros. rubenceballos56@
