La atomización de los partidos políticos en Colombia

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Por Hernando Fernández de Castro

 

Los partidos políticos juegan un papel muy importante en la democracia, estas organizaciones son los escenarios donde se gestan o se acogen la ideas referentes al manejo del Estado, independiente de los personalismos.
Una democracia sin partidos políticos con vocación de poder, es propicia a desaparecer en manos de dirigentes que solo buscan satisfacer sus egos y ambiciones personales.

La política es una ciencia, sin la cual no existirían los estados en sus diferentes formas y concepciones. Esta disciplina intelectual, va más allá de los procesos electorales, es la que ha permitido el desarrollo de la sociedad mundial, los grandes pensadores, desde los griegos como Aristóteles, Platón y Sócrates oel mismo Maquiavelo, Santo Tomas, Jacobo Rousseau, Carlos Marx y los pensadores liberales como John Stuart Mill, Jeremías Bentham, Alexis de Tocqueville y en el siglo XX las figuras de Hannah Arendt y JhonRawls. Y muchos otros, son lo que han hecho posible el progreso de las distintas formas de estados y gobiernos dentro de lineamientos políticos diferentes.

La cultura política, es tan importante en todas las sociedades, en razón a que, no hay ninguna decisión política que no tenga efectos económicos, ni ninguna medida económica que no genere consecuencia políticas en la comunidad y los encargados de estudiar y proponer ideas para el manejo del Estado, además de los politólogos o autores de libros, son los partidos políticos, estos son los llamados a responsabilizarse de los gobernantes que llegan al poder en su representación, de lo contrario tendremos en la presidencia a caudillos, que posan de líderes, pero que no representan ninguna colectividad, sino sus ambiciones de poder

Colombia a partir de la expedición de Constitución del 91, se ha vuelto un país prolífero en organizaciones políticas, periódicamente, vemos nacer nuevos partidos políticos, ya sea porque se organizan con motivos electorales o por escisiones de un partido ya existente y últimamente, hasta por decisiones judiciales hemos visto renacer partidos políticos.


Lo más triste de todo, es que estas organizaciones políticas “nuevas”, que deberían basarse en una plataforma de ideas sobre de cómo debe ser el estado colombiano, en materia de trabajo, seguridad, comunicaciones, educación, salud, vías, economía, garantías individuales, manejo de los recursos naturales, solo giran alrededor de temas electorales, y culto a sus promotores o gestores, a sus líderes o dirigentes, crean o escinden o demandan, solamente movidos por el interés individual, no por el colectivo, su meta, son el manejo de avales, el reparto de los puestos en las listas a congreso, o ver cómo y dónde se pueden acomodar mejor para tener más influencia en los gobiernos de turno, sin importarles el destino de nuestra sociedad.

Todo esto ha llevado a que hoy seamos un país sin rumbo político, nuestras organizaciones políticas, no atraen a los jóvenes porque no ven en ellas postulados que les garantice un futuro mejor, y a los mayores, los han decepcionado tanto que ya no creen en nada y se dejan encantar por discurseros demagógicos que prometen el cielo y la tierra, sin ninguna responsabilidad, porque si llegan al poder, lo hacen en su propio nombre y para satisfacer sus vanidades, egos, odios y amores.

Esta, es una situación anómala, los candidatos serios o que se sienten con posibilidades, no quieren representar a ningún partido político y están optando por inscribirse con el respaldo de firmas, figura que es constitucional, pero que en mi concepto, contradice la verdadera democracia, porque un presidente que llega en su propio nombre, no es más sino un dictador elegido por el pueblo, porque llega al poder sin compromiso o respaldo de una organización creada para gobernar, lo que lo obligaría a respetar principios, ideas y metas con relación al Estado.

Hoy están de moda los ismos, como el uribismo, el petrismo, el santismo, el vargallerismos, el robledismo, el gavirismos, el galanismo, el pastranismo y muchos otros ismos, que a pesar que las personas a los que se refieren son dirigentes nacionales, representan ideas muy personalizadas y no son producto de una análisis de una colectividad.

Nada más peligroso para una democracia, que el gobierno de uno solo, los gobernantes deben ser producto de un programa, de unas ideas y no de sus ambiciones personales.

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