Festival de precandidaturas presidenciales

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Por Hernando Fernández de Castro

Estamos en presencia de una proliferación de precandidatos a la presidencia de la República, que aspiran a ser elegidos el próximo año. Pareciera que el cargo de la primera autoridad de los colombianos, fuera más una premio al cual se puede acceder sin reunir mínimos requisitos, que nos demuestre a los colombianos, que los aspirantes son dignos de ser tenidos en cuenta en el análisisque debe hacer cada elector antes de depositar su voto para seleccionar a nuestropróximo presidente.

Esta feria de candidatos, muchos sin la experiencia necesaria para ser el timonel del Estado, me hace reflexionar sobre las cualidades que exhibían algunos de nuestros mandatarios anteriores, cuya trayectoria pública, estaba llena de experiencia en el sector público o privado, que eran profesionales con una carrera brillante, autores de libros sobre administración pública o derecho constitucional o administrativo, que muchos habían pasado por el Congreso con actuaciones magistrales dentro de este, era dirigentes políticos que habían probado su sapiencia y experiencia en el campo público, no es sino recordar nombres como AlbertoLleras Camargo, que sin ser profesional era un erudito, o Carlos Lleras Restrepo, hacendista eximio, excelente escritor y gran gerente de la cosa pública o Alfonso López Michelsen, cuestionado en algunos ítem, pero nadie puede discutir su preparación en cuestiones de hacienda pública y su erudición en múltiples temas, estos dentro del partido Liberal y conservadores hay que recordar a Laureano Gómez, que fue víctima de un golpe de Estado, pero de excelsas virtudes intelectuales, igual Mariano Ospina Pérez, el mismo Belisario eran persona de un bagaje intelectual superior que nadie discute.

Muchos de estos expresidentes y otros, que por motivos de espacio, no menciono, pueden haber sido criticados en sus gobiernos, pero todos dejaron huella en el país a su paso como gobernantes.

Hoy, cualquier profesional  que ocupe un cargo público de alguna relevancia, en la rama ejecutiva o legislativa, ya se siente presidenciable, sin importar si está o no preparado para gobernar al país, o sin tener en cuenta si llegó al cargo por recomendación política o personal.

El pocotón de precandidaturas, nos hace pensar, que en Colombia hemos venido en una espiral descendente con relación a la apreciación de lo que es o debe ser la figura del presidente de la República, se nos olvida que por Constitución, el primer mandatario es el jefe de Estado, jefe de gobierno y supremaautoridad administrativa, lo que significa que es una gran responsabilidad para la persona que llegue a desempeñar este cargo.

Tenemos que entender que el voto debe ser producto de una gran reflexión, no podemos seguir votando emocionalmente, hay que hacerlo racionalmente, pensando en el futuro de todos, especialmente cuando lo hacemos para elegir presiente.

Hoy los colombianos estamos en la creencia que cualquier persona puede desempeñarse como presidente y no es así, del presidente y su mandato, depende el futuro de nuestros hijos y nietos, de su gestión se desprende si nuestra economía es prospera o no, su administración es fundamental para la conservación de la justicia social y el crecimiento empresarial para que haya más generación de empleo y la capacidad de compra de los colombianos crezca para que puedan atender la satisfacción de susnecesidades básicas.

Hoy muchos creen que para ser presidente basta hablar bonito u ofrecer la implementación de políticas públicas irrealizables, por no contar con el soporte  de una economía pujante y que tribute para que el Estado pueda ejecutar las acciones tendientes a mejorar las carencias de los menos favorecidos.

Muchos están en la creencia que por haber militado en las guerrillas, ya están habilitados para ser presidente, nada más lejos de eso. En el monte disparando, matando, secuestrando y destruyendo la economía, no se aprende ni se adquiere experiencia administrativa.

El folclorismo político se ha apoderado de nuestro país y nos puede llevar por el camino de la destrucción de nuestra sociedad y de nuestro futuro. La multiplicidad de partidos políticos, que no acaba nunca, no es más sino el reflejo del desorden de todos nosotros, que creemos equivocadamente, que entre más partidos y más candidatos haya, es reflejo de democracia. No, eso lo que muestra es una falta de maduración de nuestro sistema y la existencia de unos dirigentes políticos ególatras, reconcentrados en sí mismos, con ansias de poder para satisfacer sus anhelos y sus odios.

Y esto vale igual para la presidencia, como para las gobernaciones y alcaldías y no se escapan ninguno de los partidos que hoy tenemos en Colombia y que nace cada día por decisión política o judicial.

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