Habrá debate en el Congreso por mercenarios colombianos en el mundo, en especial por lo ocurrido en Haití

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El senador Iván Cepeda solicitará formalmente al presidente Iván Duque que el Gobierno colombiano pida oficialmente perdón al pueblo haitiano.

La plenaria de Senado aprobó este martes la proposición presentada por el senador Iván Cepeda, para citar a debate de control político al ministro de Defensa Nacional, Diego Molano Aponte; a la ministra de Relaciones Exteriores, Martha Lucía Ramírez; y al superintendente de Vigilancia y Seguridad Privada, Orlando Alfonso Clavijo. Los altos funcionarios deberán informar las medidas adoptadas por el Gobierno nacional para prevenir la participación de militares colombianos retirados en actividades mercenarias en el exterior.

“Anuncio que enviaré solicitud formal al presidente Iván Duque, para que el gobierno colombiano pida oficialmente perdón al pueblo haitiano por la participación de mercenarios nacionales en el asesinato del presidente Jovenel Moïse”, dijo esta mañana el senador Cepeda, a través de su cuenta de Twitter.

Cepeda formuló tres cuestionarios, que fueron aprobados durante la plenaria, para que los ministros respondan con relación a cada uno de los 26 militares retirados que habrían participado en el magnicidio del presidente de la República de Haití.

Los cuestionarios buscan esclarecer qué medidas ha adoptado el Estado colombiano para prevenir el reclutamiento, utilización y financiamiento de militares retirados como mercenarios, y su contratación por empresas extranjeras para realizar operaciones que puedan atentar contra la soberanía de otros Estados.

Asimismo, se le preguntará al ministro Diego Molano si “los mercenarios colombianos tuvieron vínculo laboral o de cátedra con la Escuela Superior de Guerra en Colombia, o si adelantaron cursos o capacitaciones en esa institución”.

Por su parte la ministra de Relaciones Exteriores, Martha Lucía Ramírez, deberá informar acerca de los actos de cooperación judicial internacional realizados por el Estado colombiano, en relación con los hechos ocurridos en Puerto Príncipe, el pasado 7 de julio.

El senador Cepeda también pidió a la canciller explicar por qué el Estado colombiano no se ha adherido a la Convención Internacional contra el reclutamiento, la utilización, la financiación y el entrenamiento de mercenarios, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 4 de diciembre de 1989.

En los próximos días se conocerá la fecha del debate de control político al Gobierno nacional en esta célula legislativa.

El mercado de los mercenarios colombianos

Hace unos años se conoció que son cientos los nacionales entrenados militarmente quienes viajan a diferentes países del mundo a pelear en conflictos ajenos.

Así lo reveló en 2014 una investigación periodística de The New York Times que visibilizó cómo los Emiratos Árabes Unidos han enviado a cientos de mercenarios colombianos a Yemen.

“Los mercenarios son una opción atractiva para los países ricos que desean participar en la guerra, pero cuyos ciudadanos tal vez no quieran pelear”, le dijo Sean McFate, fellow del Atlantic Council y autor del libro “The Modern Mercenary”, a ese medio estadounidense.

Cuentan que soldados colombianos, seleccionados de una brigada de aproximadamente 1.800 soldados latinoamericanos que entrenaban en una base militar de los Emiratos, fueron llevados a Yemen. “Los funcionarios de los Emiratos prefieren reclutar tropas colombianas porque consideran que éstas tienen más experiencia en el frente de batalla, pues por décadas han combatido a las Farc, en las selvas de Colombia”, señalan.

Sobre estos mercenarios también hay reportes en medios colombianos. En 2015, El País de Cali retrató uno de esos casos. Se trataba de un joven que a sus 20 años se graduó como suboficial del Ejército en la escuela Inocencio Chincá de Tolemaida y fue enviado como cabo tercero al Cauca. Patrulló en la cordillera Central: en Toribío, Tacueyó, el Páramo de Santo Domingo; estuvo en la zona en que se desarrolló la operación Fuego Azul para abatir al jefe guerrillero ‘Alfonso Cano’. A sus 22 años renunció al Ejército y meses después partió hacia Afganistán como contratista de una empresa privada a luchar contra los extremistas musulmanes.

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