Cuidado con el consentimiento bogotano a los revoltosos y vándalos

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Por Hernando Fernández de Castro
La élite bogotana es muy dada a ser esnobistas y
se siente innovadora en materia política,  en el pasado creyeron que apoyar movimientos o acciones de izquierda en Colombia era estar in, o en la onda como dirían los jóvenes.

Cuando nacieron las FARC en 1964, como movimiento guerrillero, basado en una ideología de extrema izquierda con planteamientos marxistas leninistas, muchos de los llamados intelectuales de la capital, de una u otra manera, los apoyaron, sin vislumbrar que estos guerrilleros se convertirían en el azote de los colombianos.

Fundada por Pedro Antonio Marín alias Manuel Marulanda o tirofijo, personaje exótico para los bogotanos del momento, aquien según el decir de muchos en esa época,los ilustres intelectuales bogotanos les realizaban visitas furtivas a sus campamentos y departían ideas alrededor de tragos de wiski y comelonas.

Hoy todos sabemos, que esta fue una organización guerrillera que terminó siendo declarada como terroristas por el gobierno de los Estados Unidos, en razón a sus masacres y el narcotráfico. Pero los cachacos de élite, ilusos y medio comunistas de ideas, pero capitalistas en la realidad, no le ponían atención a las acciones de secuestro, matanzas colectivas, extorción y muchos otrosactos que este grupo guerrillero cometía contra los pobladores en los llanos, en el Tolima y en muchos otros territorios de Colombia, porque creían que la guerrilla nunca llegaría a Bogotá.

Solo cuando esta llegó con su accionar a la Calera, situada en las goteras de la capital,después que el flojo gobierno de Belisario Betancur, les permitió regarse por todo el territorio nacional, con su fracasado programa de la paloma de la Paz, los bogotanos se pellizcaron y entendieron que los más afectados por la guerrilla serían ellos, que habían detentado el poder central desde la independencia.

En ese momento comprendieron que el problema no era de los llaneros, ni del Caribe, ni de los tolimenses, sino que el cáncer se había regado por todo el territorio nacional,ante la mirada complaciente de unos capitalinos esnobistas que miraban a estos movimientos como si fuera unos Robín Hood que no se meterían a Bogotá y que nucatendrían el poder suficiente para arrebatarlesel poder de sus manos.

La mayoría de los gobiernos de esa época, con raras excepciones, como el de Julio Cesar Turbay, entendieron que el gran problema de Colombia eran las guerrillas, que con su accionar atrasaron y perjudicaron el crecimiento económico, político y social de nuestro país.

Nunca se ha evaluado seriamente, cuanto fue el daño económico generado por más de cincuenta años de guerrillas, y parece que a nadie le interesa este tema, porque estos guerrilleros que le hicieron tanto daño a nuestra sociedad, son hoy los angelitos consentidos de muchos de los cachacos y de algunos medios de comunicación.

Traigo esto a colación, porque hoy veo a los mismos bogotanos, con las misma ideas de consentir a los vándalos y revoltosos del siglo XXI, piden dialogo y más dialogo con estos sujetos, que han demostrado durante más de dos meses que no les interesa el dialogo, ni la suerte de los colombianos, que lo único que tiene como meta es crear el caos, el desorden y la incertidumbre dentro de nuestra sociedad con fines enteramente políticos.

No se puede dialogar con encapuchados que bloquean vías y generan caos, para sentarse a conversar en representación de las instituciones públicas, se tiene que saber con quién se dialoga, no lo pueden hacer con enmascarados, así tenga este dialogo algún apoyo en las redes y de uno que otro medios de comunicación o periodista.

Estos apoyos espirituales y románticos fueron los que le dieron fuerza a las guerrillas, que aún hoy subsisten, unos en la clandestinidad y otros disfrutando de la democracia colombiana, desde la cual culpan de todo lo que sucede a los gobiernos de turno, mientras combaten la institucionalidad violando la ley y la constitución desde de adentro tratando de implosionarla.

A estos personajes que apoyan a la autollamada primera línea y a todos los que andan vandalizando a diferentes ciudades, hay que recordarles que así comenzaron las guerrillas, y que de esta manera, posiblemente, están condenando a Colombia y a nuestra juventud, a tener que sufrir cincuenta años más de violencia armada, lo que causaríadesinstitucionalización y desorden social

Colombia ha sufrido mucho con la violencia que hemos padecido todos, sea de extrema izquierda o de extrema derecha, nuestro juventud merece respeto y nuestra obligación es tratar de garantizarles un mejor futuro, donde la convivencia pacífica sea la base del desarrollo económico, social y político.

Sí a la protesta legal y pacífica, no a la violencia y al vandalismo.

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