Ingrid Betancourt frente a las FARC: el simbólico encuentro entre víctimas y victimarios

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Colombia presenció este miércoles un evento desgarrador: organizado por la Comisión de la Verdad, las víctimas de secuestros se reunieron con las personas que los privaron de su libertad durante la guerra de 50 años que el país enfrentó contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Casi cinco horas de lágrimas, denuncias y reclamaciones directas entre víctimas y victimarios que incluyeron la participación de Ingrid Betancourt, política que estuvo secuestrada por seis años, y Rodrigo Londoño, el último comandante guerrillero que firmó el acuerdo de paz en 2016 con el entonces presidente Juan Manuel Santos.

“Un 23 como hoy ustedes me secuestraron”, arrancó Betancourt en una intervención llena de silencios angustiantes en la que reclamó a los miembros de las FARC ahí presentes mayor empatía ante las desgracias de sus víctimas.

Me sorprende que nosotros de este lado del escenario estemos todos llorando y que del otro lado no haya habido una sola lágrima“, les recriminó.

 

“Yo quiero ver los ojos aguados de ustedes (…) Mientras que ustedes no se despierten por las noches con las mismas pesadillas que nosotros, estaremos todavía en la distancia de no poderle explicar a Colombia lo que realmente sucedió. Volver a ser humanos es llorar juntos”, dijo.

 

Antes, Londoño había dicho: “Les suplicamos perdón, hablamos con sentimiento de vergüenza (…) Reconocemos que las víctimas del secuestro fueron sometidas a tratos inhumanos y que un alto número de ellas perdieron su vida estando en nuestras manos”.

 

“No pretendemos excusarnos, comprendemos a quienes se abstienen de perdonar”, añadió el excombatiente. Aunque uno habló después del otro, Betancourt y Londoño no compartieron escenario ni se tomaron una foto juntos.

El delito más grave de la guerra

De los seis movimientos subversivos que emergieron en Colombia durante los años 60 y 70, las FARC fue el más grande y poderoso, en parte gracias a que el secuestro se convirtió en los años 90 en una eficiente fuente de ingresos.

La guerra en Colombia, que para muchos está aún pendiente de terminar, dejó un total de 262.000 muertos, 80.000 desaparecidos, 8 millones de desplazados y 37.000 secuestros entre 1958 y 2016, según datos del Centro Nacional de Memoria Histórica.

La mitad de las víctimas mortales son atribuidas a los paramilitares, grupos armados ilegales que luchaban contra las guerrillas.

Y un cuarto de los secuestros, unos 8.600, fueron cometidos por las FARC.

El acuerdo de paz firmado en 2016 convino la creación de una corte transicional y una comisión de esclarecimiento para juzgar los delitos cometidos por la guerrilla, los paramilitares y el Estado.

El acuerdo estableció que los victimarios que se acogieran el acuerdo, se desmovilizaran y contribuyeran a la verdad no pagarían años de cárcel por delitos que según ellos cometieron por razones políticas.

Con una mirada en el presente

“Esto no es una formalidad política y jurídica, sino un ejercicio espiritual”, dijo Betancourt, destacando que las labores de la Comisión de la Verdad son consideradas necesarias para que la guerra no se repita.

“No queremos volver nunca al pasado”, añadió Betancourt, secuestrada en 2002 y liberada en 2008 tras una operación militar conocida como la Operación Jaque.

El miércoles fue la primera vez en 13 años que vio en persona a los miembros del extinto movimiento insurgente.

“Aquí estamos los que estamos -continuó-, cargando con nuestras heridas y nuestros muertos, con la dificultad de mirarnos a las caras, con el dolor de oírnos y con el pudor de nuestras emociones”.

“Y estamos listos para construir, hombro a hombro, un nuevo futuro para todos (…) Con la decisión compartida de romper el círculo vicioso de la violencia cuando vemos que intenta reaparecer en las dramáticas confrontaciones que vienen enlutando al país”.

Colombia vive actualmente un episodio inédito, pero a la vez traumático, tras casi 60 días de manifestaciones continuas que han dejado decenas de muertos, miles de heridos y detenidos, y una profunda polarización que solo parece profundizarse.

Betancourt, quien llegó a ser candidata presidencial antes de ser secuestrada, tuvo en cuenta esa coyuntura en su intervención: “Lo que quiero transmitirle al país, en esta situación que atravesamos, es que la violencia nunca ha sido ni es la solución”.

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