Los vacunadores de la esperanza

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Esta pandemia nos ha dejado entrever una baraja de personajes resaltables que han hecho hasta lo imposible por ayudarnos a superarla y por seguir salvando a aquellos que continúan cayendo ante las complicadas garras del virus, entre ellos, médicos, enfermeros, personal logístico y de salud en hospitales y clínicas, paramédicos, entre muchos otros.

El virus nos sigue rondando y es inevitable no contemplarlo como parte de nuestra realidad. Cada día escuchamos noticias esperanzadoras que nos llevan a pensar en una luz al final de este túnel, y entre esas, vemos cómo poco a poco las vacunas contra el covid-19 parecen llevarnos a esta luz que se está dejando vislumbrar y que nos convoca a la gran posibilidad de volver a la normalidad que tanto anhelamos.

Sin duda alguna, una de las noticias más importantes en el último siglo, fue el logro del mundo científico de consolidar vacunas que demostraban índices de eficacia impresionantes y en un tiempo récord. El ministro de Salud, Fernando Ruiz Gómez, anunciaría al país el 18 de diciembre de 2020 la compra de un buen acopio de estas que significarían el inicio de un ambicioso plan y que en el marco de esta ruta de inmunización nacional contra el covid-19, se busca cumplir, durante este año, el primer paso para mitigar la pandemia en el país.

Este objetivo fundamental en este momento tan significativo de la humanidad, no sería posible sin el trabajo que hacen día a día nuestros vacunadores.

Podremos encontrar historias en todas las latitudes del país, de personas a las que se les ha encomendado esta titánica misión de lograr este propósito que se ha anunciado por parte del Gobierno, el de vacunar a 35 millones de colombianos y así lograr la tan anhelada –inmunidad de rebaño-. Hoy les queremos contar la historia de una de ellas, Norma Helena Altamar, una auxiliar de enfermería de 33 años, quien desde Vichada, el segundo departamento más extenso de Colombia y con una riqueza hídrica incomparable, nos trae una historia digna de contar y resaltar.

“Ha sido un tiempo de trabajo completo”, esto es lo que pregona Norma con ese ápice de esperanza quien argumenta que desde el inicio en pleno de la ejecución del Plan Nacional de Vacunación, el primer objetivo era lograr vacunar y poder evitar cuantas muertes fueran posibles, sobre todo de las poblaciones más vulnerables: el personal de la salud y los adultos mayores.

Norma recuerda que la capacitación brindada a todos los vacunadores en el país, que fue gracias a la gran alianza entre el Minsalud, el Sena y otras muchas instituciones educativas, se hizo de manera virtual. Esta, la denominada nueva normalidad, fue la forma cómo se capacitaron a más de 100.000 personas para consolidar la inmunización del territorio nacional contra el covid-19.

El reto inicial venía acompañado de miedo. Las primeras vacunas que llegaron al país fueron las de la farmacéutica Pfizer que requerían ser manejadas con cierto cuidado y su administración, aunque con la práctica posterior empezaron a ser más dóciles, debía ser ejecutada de forma casi sincrónica para no perder ninguno de los biológicos.

El Hospital San Juan de Dios de Puerto Carreño fue el lugar escogido para aplicar estas primeras dosis. Una vez se logró inmunizar a todo su cuerpo médico, enfermeros, nutricionistas y auxiliares, entre otros, la vacunación se llevó a los sectores aledaños y a todo el municipio.

“Empezamos a administrar las vacunas en los barrios. Nuestra jornada iniciaba a las 7:00 a. m., organizábamos nuestros insumos, la EPS nos ayudaba con los anotadores y buscábamos a nuestros adultos mayores. Una vez los encontrábamos, les dábamos la información necesaria y así crear confianza sobre estos biológicos y se les aplicaba. A las 11:00 a. m.  descansamos y a partir de las 2:00 p. m. seguíamos vacunando hasta las 5:00 p. m”.

Lo que más impresionó a Norma, fue que debido a la cantidad de noticias falsas que surgían y llegaban a los imaginarios de los adultos mayores, todos querían vacunarse.

“Era muy fácil tener acceso a la información poco confiable y que podría parecer muy verídica. Nos cautivó el hecho que las personas estaban totalmente dispuestas a hacerlo. Incluso muchos preguntaban cuándo sería su turno y hasta les di mi número para contactarlos cuando les correspondiera su oportunidad”.

Norma menciona que no ha visto a ninguno de sus vacunados presentar algún tipo de secuela o efecto adverso. “Estas vacunas son de una seguridad inmensa. No se han visto más que algunos dolores de cabeza y ciertos cuadros de fiebre, pero eso es normal como con cualquiera de los otros biológicos que se encuentran en el esquema regular”.

Pero este trabajo excepcional no ha sido producto de una idea gestionada por esta crisis sanitaria, este logro trae consigo un esfuerzo de más de 30 años y es resultado de un programa de vacunación, reconocido uno de los mejores las Américas y con uno de los esquemas más completos que incluye 21 vacunas las cuales protegen contra 26 enfermedades, el cual, Norma sigue apoyando conjuntamente.

“El deber que hemos cumplido con mis compañeros vacunadores ha sido el producto de un trabajo articulado, con personas capaces y estrategias muy efectivas en la administración de los recursos provistos, en el marco del Programa Ampliado de Inmunización del Ministerio de Salud y Protección Social”.

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