Por Rafael Gómez LLinas
Toda una vida se podría construir alrededor de una sola palabra…
¡La reunión!.. ¡Vamos a llegar tarde!…Le volvió a decir Gladys, con un reconocible y acostumbrado en ella, aire de preocupación. Al oír el requerimiento apurado y altisonante de Gladis, Chezcott se levantó presuroso de la cama y tropezó sin querer con la mesita de noche. Y con ese golpe, una de las tantas hojas sueltas de ese enigmático libro que ya había visto hacia un momento, salió disparada del reburujo de papeles y cayó al suelo.
Chezcott la tomó y la colocó junto con las otras, y al hacerlo, pudo ver algunas de sus líneas, y lo que alcanzó a leer, le llamó mucho su atención. Era algo inexplicable. Despacio la tomó nuevamente y cuando la leyó completamente, su corazón y su mente dieron un vuelco. De repente, su contenido entre más lo leía, más enigmático se le volvía para él. Ante sus ojos, aparecería una descripción muy curiosa de las reuniones con su grupo de búsqueda espiritual, y eso no era posible, porque esa hoja, parte de ese antiguo libro, había sido escrita en una época muy, muy remota y lejos del circulo de su propio tiempo.
Siguió leyendo y leyendo una y otra de esas hojas y en ellas vería pedazos de noticias de otros tiempos, historias heroicas, descripciones literarias, fragmentos de poemas antiguos y hasta mensajes de personas distantes, pero que todos tendrían algo que ver con él mismo. Como uno que le llamaría mucha la atención, escrito por Diana D’Liners, una persona desconocida para él. Un mensaje venido de otro tiempo y escrito en la pantalla de un luminoso y extraño artilugio de comunicación, que se referiría a él mismo y a las incomprensibles Ruedas del Tiempo. Estaba calendado el día 24 de mayo de 2021, y claramente Diana se referiría a hechos que tal vez habrían de suceder muchisimos años mas tarde. Ese extraño mensaje solo decía:
“Creo que he quedado como Chezcott con la ilusión de comprender algún día las ruedas del tiempo. Se me parece un poco al Abrazo de la Serpiente… Aluna… unión del principio con el fin” (sic.)
Eso era como si esos acontecimientos de su vida, los mas importantes descritos allí, sucedieran o hubiesen sucedido simultáneamente en tiempos distintos. En este, en otro y en aquel, y quien sabe en cuantos mas. Así, su imaginación volátil inmediatamente construiría un personaje de si mismo, que con los mismos movimientos, hacia distintas cosas en esos diferentes tiempos, pero de acuerdo con circunstancias acordes a ellos.
Levantó entonces su brazo derecho cruzándolo gallardo desde la cintura hacia arriba por delante de su cuerpo, y se imaginó a si mismo como un capitán naval del siglo XVI vestido con toda su indumentaria de gala, que sacaba su espada de mando, para enfrentar un inesperado abordaje pirata a su navío. Simultáneamente se imaginó cuando desde la cintura de su túnica de Caballero Templario, levantaba su espada flamígera para conjurar legiones de herejes y demonios, y a su vez, en otro tiempo, en uno muy lejano en el futuro, cuando pulsaba un minúsculo ordenador cuántico personal confundido con la piel de su antebrazo, para cambiar una secuencia de orden de diseño y enviarla a los nano robot de construcción que reconfigurarían la forma de su vivienda. Y no conforme con eso, también se vería en otra época levantando con esa misma mano derecha un micrófono, para cantar con voz grave un bolero.
Por un rato pensó en todo eso, y lo que alcanzaría a comprender fue muy revelador para él. Comprendería que su vida, sus acontecimientos, no eran sino repeticiones infinitas de un mismo pensamiento. De su propio pensamiento-vida. No importando la época, momento, o tiempo en la historia, siempre se repetía y se repetía. Y que todo lo pensado alguna vez por él sobre la irrealidad de la vida y la muerte, era cierto. Chezcott lo recordó y volvió a traer a su memoria, como calcados, algunos de sus propios pensamientos:
“Dicen algunos, que las personas se mueren y no se dan cuenta. Continúan creyendo que están vivas, porque en el momento de la muerte, el ultimo pensamiento que se tiene, el que se produce justo en el momento de morir, es la recapitulación de toda esa inmediata vida, y será seguramente la próxima vida”.
“O sea que según eso, probablemente esta vida que estaria viviendo no seria sino el contenido del ultimo pensamiento que tuve en el momento de la muerte en la vida anterior. Y esa vida anterior, otro ultimo pensamiento en una anterior. Y así sucesivamente, en una rueda sin fin. Y que por ser esas vidas recapitulaciones unas de otras, serían muy parecidas o tal vez todas iguales…¿O de pronto la misma?”.
“También dicen que como la vida es un pensamiento, el ser humano se mueve y vive dentro de él… Lo que quiere decir que probablemente todo eso de las reencarnaciones, se resuelve pensando que las vidas son pensamientos dentro de otros pensamientos, o sueños dentro de otros sueños, enlazados por los momentos de muertes y nacimientos, a los que entramos como efecto de ese desarraigo: El de la anulación del tiempo y del espacio para el que aparentemente muere”.
“Es probable que después de la muerte, quedase sumergido en su propia ilusión de estar vivo. Afirmó mentalmente, y como aliviado, respiró profundamente, no sin antes vislumbrar vagamente en su mente, el hecho de que si entonces esa ilusión era posible, que si su vida era una ilusión de estar vivo, y que no era real, cuando muriese en ella, esa muerte tampoco lo era. Y que su vida por ser una ilusión, su anterior supuesta muerte tampoco era real y menos su anterior vida y ninguna de las anteriores a ella”.
“O sea que entonces, no existe la muerte. Y menos la vida. Y además sintió escalofríos y se sintió perdido en una Nao al garete en un océano interminable, cuando pensó que por lo tanto, inmediatamente después de su otra próxima muerte volvería a quedar sumergido en otra ilusión de estar vivo, así hasta el infinito de muertes y vidas, todas mentiras, y que nada era real. Al fin y al cabo vivimos, soñamos y cuando soñamos pensamos que estamos despiertos”.
“Pensamos, que ese momento, el de ese sueño, es la realidad. Y que cuando estamos despiertos no sabemos si soñamos. O sea que la realidad, lo que llamamos realidad, también puede ser una parte de un enorme e interminable sueño… Y que si todo es un sueño, ¿Cual entonces, o que, es la realidad?”..
Comprendió entonces, que todos los acontecimientos de su vida, hasta los más insignificantes, siempre girarían ajustados como piñones del calibre de un preciso artilugio de relojería, alrededor de los mismos acontecimientos en los diferentes tiempos y espacios de su “pensamiento-vida”, que se repetían y se repetían como una rueda sin fin, seguramente cada vez que entraba y salía, del umbral de la vida y la muerte. De Aluna. Y que esas repeticiones sin fin, podrían ser esas incomprensibles Ruedas del Tiempo.
Y esos espacios y momentos, que serian siempre los engranajes y volantes de su vida, habiendo sido estrujados por el tormento que le produjeran esas ideas sobre la vida y la muerte, tal vez se habrían dislocado y se encontrarían de golpe navegando al garete en los tremendales mágicos descritos en “El Sonido del Ultimo Pensamiento”, ese extraño libro de fabulas.
Y esa sensación de dispersión y su imposibilidad temporal, le harían sentir como si llegara a su final, pero irremediablemente perdido en los espacios de esa rueda sin fin de vidas y muertes, dentro de un mismo pensamiento: En las Ruedas del Tiempo en las que giraría para siempre su propio pensamiento…
¡Ya son las seis!… ¡Ya casi es la hora!… ¡La reunión!, le dijo Gladys. ¡Acuérdate de la reunión! Repitió Gladys. Con esas palabras, que al principio las oyó lejanas como un confuso rumor y sin saber todavía donde se encontraba, por fin se despertó Chezcott. Y en ese momento y solo en ese, se dio cuenta que todo, absolutamente todo, solo había sido un gran sueño… ¿Lo seria?
Sharamatuna, a los primeros 136 días del año del principio del final.
