Tenemos que creer en Colombia

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Por Hernando Fernández de Castro

Todo Colombiano, vive hoy un gran problema, nos sentimos agobiados por el encierro y la inactividad a las que nos ha sometido la pandemia ocasionada por el Covid 19, la convivencia por tanto tiempo bajo el mismo techo, sin la posibilidad de ejercer su profesión por fuera del hogar para unos, o salir a trabajar en el rebusque para otros, o tener que estudiar remotamente para los jóvenes y dictar las clases los docentes, sin que las amas de casa puedan  dejar los quehaceres del hogar un rato y compartir con sus amigas, esta llevando a la crisis de las parejas, a que en muchas ocasiones hace que asome la violencia intrafamiliar, y si a a todo lo anterior, le sumamos el aumento de la pobreza para algunos y la escases de recursos en otros, para poder atender las necesidades básicas de un hogar con hijos y responsabilidades individuales y colectivas, hoy, no es el mejor panorama de nuestra sociedad.

Esto es una realidad, que está consignada en cifras y datos que suministra el DANE periódicamente y que yo no voy a citar aquí, para no atormentarlos más.

A esta realidad, que no es culpa ni del gobierno, ni de nosotros los colombianos, se le ha sumado ahora, la inquietud y el desasosiego que nos está causando el vandalismo realizado por desadaptados que, aprovechándose del paro, han llevado a cabo desordenes, robos, saqueos y atropellos contra grandes almacenes, pero también contra pequeños negocios, destrozado bancos y propiedad pública y privada que en nada contribuyen a solucionar los problemas nacionales.

La protesta, es un derecho constitucional, que todos debemos respetar y apoyar y respetar, siempre y cuando se haga en forma pacífica y dentro de los lineamientos establecidos por nuestra constitución y la ley, pero esta no puede ser excusa para atropellar el derecho de los demás, hay que recordar que “mi derecho termina donde empieza el de los demás”, esa debe ser la base de la protesta pacífica, no como lo han interpretado los manifestantes y los medio de comunicación, que protesta pacífica es aquella que no es violenta, no, el solo hecho de impedir el libre tránsito de las personas, el acceso a mercados y tiendas, el impedir el libre ejercicio al trabajo a los que no quieren participar de la protesta, o no dejar ingresar medicinas, oxigeno, comida, combustible y cualquier otro elemento necesario para la subsistencia de los habitantes de una ciudad, convierte  una protesta, en una actividad ilegal y generadora de violencia, que deberá ser evaluada por la autoridades competentes.

Tenemos que entender que el tener y ejercer un derecho, no nos habilita para pasa por encima del de los demás, cuando aprendamos a respetarnos entre nosotros mismo, podremos salir adelante y protestar sin atropellar los derechos de la mayoría de los colombianos que no salen a las calles.

Yo no puedo decir si los convocantes al paro y los que lo apoyan, son responsables o no del vandalaje que hemos visto los colombianos en  los últimos días, pero lo que si es claro, es que era previsible, que los desadaptados se aprovecharían de estas marchas para hacer sentir su accionar destruyendo y atacando todo lo que se le pueda ocurrir.

Colombia ha vivido muchos conflictos internos desde la guerra de los mil días, pasando por la violencia partidista antes del Frente Nacional y la causada por las guerrillas de la FARC, el ELN y muchos otros grupos de extrema izquierda, así como la que produjo el narcotráfico en cabeza de Pablo Escobar y otros, o la creada por el paramilitarismo. De todas esa crisis, hemos salido como país, por medio del dialogo constructivo ente los diferentes grupos que componen nuestra sociedad.

La conversación, es inmensamente mejor que el cruce de balas e insultos, nunca he creído que para construir hay que destruir. Así ha sido nuestro pasado, a través de acuerdos, se han solucionado muchos problemas sociales en nuestro territorio, así los extremistas insistan en querer mostrar a Colombia dentro y fuera de sus límites, como una nación donde no hay nada bueno. Yo creo lo contrario, tenemos muchas cosas buenas y la principal es nuestra gente, que en su mayoría es gente sana, trabajadora, amante de su familia y de su patria, que todos los días sale a trabajar para buscar honestamente el sustento de sus hijos e incluso de sus nietos, creo en nuestra juventud, he sido docente universitario por más de 15 años y sé que su inmensa mayoría estudia para ser ciudadanas y ciudadanos útiles a nuestra sociedad, que aspiran a trabajar y ser la Colombia del futuro.

Este momento no es para que los incendiarios lo aprovechen para echar más leña al fuego, no es el momento de la violencia que nos perjudica a todos como comunidad, no es el momento para que los medios de comunicación sean segados, sino objetivos, si todos creemos en todos, si todos remamos hacia el mismo lado, sin egoísmos, sin prejuicios y sin odios, seguramente llegaremos a acuerdos que nos permitan mirar el futuro con optimismo.

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