No volverán a los centros de educación secundaria o terciaria aquellos a los que más falta les hace la escuela, subraya, “es su única vía, oportunidad de promoción social y laboral”. La OEI insiste a los ministros de Educación para recuperarlos y que “no queden en la calle”.
Esto empeorará el alto abandono escolar de la región, con algunos países donde uno de cada tres alumnos deja el colegio al llegar a la secundaria; otros, incluso en primaria.
El estallido de la pandemia, en marzo del 2020, obligó a interrumpir temporalmente cualquier actividad educativa, con 180 millones de alumnos latinoamericanos confinados y pérdidas de aprendizajes del 25 por ciento, según los primeros análisis de la OEI. Esto implica “un impacto en pérdida de competitividad y productividad”, dice Jabonero; niños y jóvenes van a ser más pobres en el futuro.
El perjuicio se debe especialmente a que la educación a distancia no ha podido generalizarse. Ni mucho menos, ya que casi el 50 por ciento de los hogares de la región carecen de conexión de internet, y esa gran brecha digital perjudica principalmente a los que más necesitan la educación, los más pobres.
Jabonero insiste en la necesidad de “superar esa brecha digital, acortarla o suprimirla” para evitar una diferencia “educativa y social muy fuerte”.
La falta de formación lleva a un trabajo en la economía informal, muchas veces combinado con “mendicidad”.