Por Isidro de Jesús Mora Barrios
Un niño es una flor, el más bello color del arco iris, esta hermosa metáfora actualmente está en desuso.
En Colombia el mes de abril es considerado el mes de los niños, esta conmemoración es un canto más a la bandera, hasta el momento no se ha escuchado una campaña por los medios de comunicación para la protección de nuestros infantes en el tiempo de pandemia.
El caso de Sarita Sofía es un caso que no tiene nombre, hay tantas versiones como las siguientes: la madre declara que su compañero dijo que estaba muerta y la tuvo envuelta en unas sábanas y la arrojó sin piedad al río Tunjuelito; otra es que fue vendida; la madre siempre le dice a las a las autoridades lo que su pareja le obliga que le diga y en esta confusión nadie sabe qué realmente sucedió con este angelito, nadie da razón tal parece que la tierra se abrió y la guardó en sus entrañas.
Anoche en el canal TV MUNDO se descubrió que una madre había vendido a sus dos hijas gemelas de seis años a unos señores del Brasil, por la suma de 500 dólares. Menciono esto dos casos para no ahondar en el sinnúmero de los tantos que han están sucediendo en diferentes latitudes del globo terráqueo.
Los niños sufren los rigores de la guerra, desplazamiento, reclutamiento y sometimiento a vejámenes como la explotación sexual, mendicidad, venta de órganos, tráfico de personas y toda clase de atropellos a unos seres indefensos.
Debido a las actuales circunstancias que está atravesando la humanidad por el susodicho coronavirus, los niños están llevando la peor parte, tales como el encierro, adipsia a celulares, computadores y Tablet, gritos por partes de los padres y/o cuidadores y otros mayores, golpes y abuso sexual; esto a la postre va a dejar grandes secuelas que en algunos casos va a ser difícil de superar.
Los niños de hoy son los hombres del mañana que tendrán que afrontar los rigores de la postpandemia y sobre sus hombros va a recaer la reconstrucción del nuevo orden mundial, los espera un gran reto una nueva economía y toda esa serie de dificultades que deja la guerra.
Por ser los seres más indefensos es que nosotros los mayores tenemos la responsabilidad de orientar, enseñar, querer y respetar a nuestros niños, entregarles un mundo lleno de amor y con valores y no dejarle una jungla de pavimento, los mares contaminados, los ríos sin agua, los bosque desforestados llenos de cardos y abrojos.
Los grandes dirigentes solamente están pensando en cual va a ser la nueva potencia mundial.
En Colombia el Estado no ha implementado una Política Pública para proteger a la Niñez, Adolescencia y Juventud, aunque existen documentos son realmente documentos escritos que nadie hace cumplir, por ejemplo a los violadores de niños le dan casa por cárcel y en los peores casos los recluyen para alimentarlos y cuidarlos y protegerlos; si son de clase baja son discriminados, pero si son de las élites son premiados por semejantes trofeos.
Hoy en plena pandemia se está discutiendo una Reforma Tributaria, cuya finalidad es afectar a los niños de las clases populares. Cada día la canasta familiar sube, sube y sube, claro que esta reforma no afecta a los megamillonarios.
El famoso cantante Gabriel Romero, expresaba en su lamento lo siguiente:
Oigo un llanto que atraviesa el espacio para llegar a Dios
Es el llanto de los niños que sufren, que lloran de terror
Es el llanto de las madres que tiemblan con desesperación
Es el llanto, es el llanto de Dios
Violencia, maldita violencia
¿Por qué te empeñas en teñir de sangre la tierra de Dios?
¿Por qué no dejas que en campo nazca nueva floración?
Violencia
¿Por qué no permites que reine la paz, que reine el amor Que puedan los niños dormir en cunas sonriendo de amor?
En el Nuevo Orden Mundial, la educación debe y tiene que jugar un papel preponderante, los niños deben tener y contar con todas las condiciones necesarias para educarse de acuerdo al momento histórico que va a vivir la humanidad la cual debe cumplir su rol determinante para escribir la nueva Historia de la Universal.
