Director:
Me encontraba tomando el desayuno cuando leí su articulo del A.C-D.C. “Antes de Caicedo Después de Caicedo”. Mientras leía volvían a mi memoria imágenes, momentos y sensaciones de aquella época cuando era estudiante de la Unimag. La época del oscurantismo de la Universidad. Al mismo tiempo pensaba que solo en un país como Colombia (como pasa desde México hasta Argentina) un ciudadano del índole que sea, luego de cometer el peor de los crímenes ante el conocimiento total de una sociedad puede erigirse como su representante popular.
Cuando reflexiono sobre ello, no me cabe la menor duda que al último a quien se le pueda culpar, es al mismo Carlos Caicedo Omar. No es por defenderlo, jamás seria esa mi intención. Quienes han permitido que individuos como él perpetúen su imperio, incluso lo ensanchen, son las instituciones públicas y políticas del país. La Fiscalía General de la Nación tiene acervo probatorio suficiente y abundante para poder imputar por los delitos penales perpetrados por Carlos Caicedo Omar en la Unimag. De esto ya se ha dicho mucho, lo que aún no entiendo es, ¿por qué la Fiscalía General de La Nación no ha llamado a las decenas o mejor centenas de víctimas de Carlos Caicedo Omar cuando fue rector de la Universidad del Magdalena?
Digo centenas, porque personalmente fui una de ellas cuando sicarios en moto llegaron a mi casa y a cada una de las casas de estudiantes, que al igual que yo, rechazábamos todos los actos delictuosos que se cometían por parte del rector y sus allegados en la Universidad.
Recuerdo varias llamadas de amigos de la facultad quienes ese mismo día recibieron la visita de los mensajeros de la muerte (Motorizados armados quienes luego de llamar a la puerta le mencionaban el nombre del estudiante a su progenitora o a uno mismo, para los que atendimos la siniestra visita, a todos nos repitieron una frase que ninguno olvidaría luego incluso con el pasar de estos años):“¡ya saben lo que les va pasar como sigan metiéndose con Caicedo!”