Por Hernando Fernández de Castro
El presidente Duque, como todos los mandatarios del mundo, fue sorprendido por la pandemia que ha generado el Covid 19, si miramos el programa de gobierno puesto a consideración de los electores, por parte del candidato del Centro Democrático, en ninguno de sus apartes, hace mención a como conjurar una posible crisis sanitaria, por tal razón, al presidente Iván Duque le tocó bailar con la más fea, como se dice popularmente, pues el país, ni él mundo, estaban preparados para afrontar un problema de salud tan grave, que ha afectado la economía, la producción nacional, la generación de empleo y está demandando ingentes cantidades de dinero para atender las necesidades de la población más vulnerable de nuestra sociedad.
No voy hacer aquí el papel de abogado de oficio del señor presidente de Colombia, ni más faltaba, pero si es justo reconocer que a pesar de los pronósticos malhadados de los malquerientes del presidente y del sistema del cual se benefician posando de dirigentes políticos y otros de periodistas, pero que no dejan de ser los casandras de siempre, pronosticando y deseando ver al país envuelto en un caos económico, social y político, para satisfacer sus apetitos de poder, hay que ser justos y admitir que el gobierno nacional ha manejado adecuadamente, hasta hoy, los problemas causados por un bicho que tiene al mundo en vilo, incluido los países desarrollados.
El gobierno nacional ha atendido y destinado ingentes recursos públicos para los programas de asistencia social. Auxiliando la perdida de empleo con auxilios de diferentes maneras con el objeto de paliar la grave situación económica de una gran masa de nuestros compatriotas, dineros que de una u otra manera deben ser cubiertos por el Estado con la colaboración y esfuerzo de todos los colombianos.
Por eso, hoy la gran encrucijada del presidente Duque, debe ser como presentar la reforma tributaria, llámese como se llame, pues la realidad nos muestra unas arcas nacionales exiguas, o dicho coloquialmente, el caldero está raspado, se requiere encontrar formulas para incrementar los recaudos del Estado, cosa nada fácil frente a una economía a la baja, en razón a que la producción nacional se ha mermado, el desempleo marcó un 15,9% el último mes, el comercio ha decaído, el sector del turismo a la baja, la inmigración venezolana se aumenta cada día y con ella se incrementan las demandas de servicios gratuitos, el sector agropecuario permanece estático, las utilidades de la industria no son las mejores, por lo tanto incrementar los impuestos al sector productivo de la nación, no parece ser el camino más adecuado.
Pero si lo anterior es grave, es peor la situación de nuestra clase media y popular, pues esta, es la que mayor impacto ha sufrido con la pandemia, el desempleo formal la golpea directamente, así como la informalidad también está impactada desfavorablemente, porque al disminuir los ingresos de los colombianos, el consumo de bienes y servicios de toda clase se disminuye.
Así pues, tenemos que el gobierno necesita plata, para atender las necesidades de nuestra comunidad nacional menos favorecida, pero lo que no se ve claro, es de donde la puede sacar, sin afectar directamente el capital, que es el que crea empresa y genera empleo, o si es afectando a la clase media y baja con el incremento del IVA a un pueblo, sin ingresos y sin posibilidades de empleo en un futuro cercano.
Si grava al capital, los políticos de izquierda, posiblemente lo respalden en el Congreso, porque esto les daría la razón a los que se pregonan enemigos del sistema capitalista, basado en el crecimiento económico y la generación de empleo por parte de los particulares y además porque esta sería la forma de que el Estado, termine acabando con el sector privado, estatizando todas las empresas por medio de los impuestos.
Y si por otro lado le impone más impuestos a la clase media, a la clase trabajadora, a los pensionados, serán muchos de estos, lo que caerán rendidos ante los discursos populistas de nuestra izquierda y Duque sería el responsable de que se suba al gobierno de Colombia, un discípulo de Chávez y Maduro. Y así pronto seremos los colombianos los que tenderemos que migrar a otros países en busca de oportunidades de trabajo y un buen vivir como hacen hoy nuestros hermanos venezolanos.
Gran encrucijada la de nuestro presidente, no se cuáles serán los artículos de la reforma, y como no me gusta ni criticar ni alabar algo que todavía ni siquiera se ha presentado al Congreso, no opino sobre ello, como tampoco voy a presumir de que se cuál es la solución a este problema, pero lo que pedimos, es cordura, sindéresis y mucha proactividad a los funcionarios del gobierno y a los congresistas, al momento de presentar y tramitar la reforma.
Que piensen en Colombia y en colombianos, que mediten sobre que posiblemente, con esta reforma tributaria, están definiendo el futuro del modelo de Estado de nuestra Colombia.
