Por Rubén Darío Ceballos Mendoza
Lo que a estas alturas se ha dejado de decir o hacer, es historia. Toca que pensemos con seriedad como sociedad que es lo que definir se debe para superar esta crisis múltiple que padecemos, producto de sinnúmero de circunstancias y responsabilidades de dirigentes, gobiernos, delincuencia común, organizada y demás otros factores, enfrentamientos y desacuerdos que no tiene para nada en cuenta a la inmensa mayoría que quiere aportar, trabajar y vivir en paz.
Estamos a tiempo prudencial de cara a nuevos derroteros electorales y ello debe focalizarnos a mirar con detenimiento nuestras falencias y necesidades, sintonizarnos con el interés general, ir seleccionando los candidatos mejores de conformidad con ideas, planes y proyecciones lo más conveniente para todos, sin permitir que otros decidan por nosotros ni por los nuestros. Es comportarnos en dichos procesos electivos con razones válidas. Permitirnos acertar, por que seremos responsables de lo cual, así como de los desaciertos que cometamos en tan delicada tarea. Es también entender que durante cuatro años los políticos decidirán por nosotros y harán los que les dicten su buena fe, sus buenas intenciones o sus dañosos o perversos intereses.
Permiten las elecciones, de las que cerca estamos, decidir futuro, entregar confianza, castigar traición, cobrarle a los mal portados su proceder y las falsas promesas que expresaron para llegar al poder y luego olvidar lo prometido. Jugarnos el futuro. No podemos como ciudadanos seguir a la deriva ni camino al abismo. Es cuestión de meditar, reflexionar, ver que es lo mejor para todos, insisto. Qué queremos en realidad. Ejercicio en el que aparece en primer plano seguridad, trabajo en sus diferentes manifestaciones, una economía dinámica, inversión internacional y nacional, pública y privada en actividades productivas. Vivir en ambientes sanos, tranquilos. Gozar de buen gobierno, tener un sistema de salud idóneo, y muchos otros asuntos de relevante importancia, como infraestructura, educación, ambiente, agua potable y políticas públicas sustancialmente adecuadas a las exigencias y futuro de la población.
Es pensar y analizar a conciencia quienes real y verdaderamente son las personas capaces de atender eficientemente esas necesidades, en caso de llegar a ocupar el cargo de sus aspiraciones políticas. Quienes están en capacidad de llenar nuestras mejores aspiraciones. Quiénes en capacidad de colmar expectativas, ilusiones, esperanzas y ayudar a que mejore la calidad de vida de los asociados. En nosotros está escoger, seleccionar lo mejor de lo mejor y no seguir equivocándonos como hasta hoy, lo cual no es difícil de entender. No más improvisaciones ni desaciertos. Ya han sido suficientes y no está el palo para cucharas, como reza el refranero popular. rubenceballos56@gmail
