Por Hernando Fernández de Castro
Con la llegada de la tan anhelada vacuna contra el Covid 19, como es costumbre nuestra, se han presentado algunos episodios que merecen ser comentados.
Lo primero que debo decir, es que a no me gustaron los diferentes shows montados por el gobierno nacional en compañía de algunos mandatarios departamentales y municipales. Soy un convencido que cuando las personas aspiran a ocupar cargos públicos, sean por elección popular o por designación, lo deben hace pensando en que se van a desempeñar como servidores públicos y por ende una vez llegan a ocupar los cargos, están al servicio del Estado y de la sociedad, tal como lo dice la constitución en su artículo y por ello, es importante que sepan que tal investidura les acarrea obligaciones que se encuentran descritas en la Constitución la ley y los manuales de funciones.
Por lo anterior, no creo se deban montar espectáculos por cumplir con el deber que la ley y el cargo les impone, además que perciben un salario que proviene de los dineros públicos, producto de los que todos los colombianos contribuimos pagando impuestos. Es mejor más mesura y tranquilidad con el tema de las vacunas y una vez cumplan con el deber de vacunar a todos los colombianos necesarios para lograr la inmunidad de rebaño, ahí si celebremos todos juntos.
Igual, tampoco soy partidario de criticar por criticar todo lo que acontece alrededor del gobierno o de sus gobernantes, hemos vistos políticos, periodistas y cibernautas, atacando el proceso de vacunación por distintas razones, unos que porque solamente se compraron 50.000 dosis, cosa que es mentira, otros porque no se publican los contratos de compra, cuando estos gozan de cláusula de confiabilidad, algunos en razón a que se inició la vacuna por fuera de Bogotá, estos son los centralistas por excelencia y que creen que Bogotá es el centro del mundo, muchos se quejan dizque porque el proceso es demorado, cuando este depende de la llegada de los lotes de vacunas que vienen del exterior y no del resorte del actual gobierno, en fin, son quejas y más quejas, críticas y más críticas, pero por lo general, estos críticos no aportan ninguna idea positiva, que nos pueda llevar a solucionar algunos de los grandes problemas en que nos tiene sumido la pandemia y que muy seguramente se prolongaran por un tiempo más.
Y en medio de todo esto, el tema político sigue a la orden, las coaliciones parecen ser las estrategias del futuro debate electoral para escoger presidente en 2022, ojalá se dieran estas alianzas por convergencia ideológica y no por intereses personales. La política electoral, es el ejercicio de las ideas reflejadas en las urnas alrededor de cómo se debe manejar el Estado, para resolver las necesidades de la sociedad y Colombia está llena de afujías en lo social, en lo económico y en lo político, que requieren posturas políticas frente a estas.
En nuestro país hay personas que pasan hambre, hay compatriotas que todavía sufren necesidades por la salud, la educación, la vivienda, el trabajo, los servicios públicos domiciliarios, la seguridad, por el atropello al medio ambiente, las vías nacionales, regionales y locales, son tan malas o no existen, que muchas veces no permiten que los labriegos del campo saquen sus productos al mercado, en fin, requerimos más ideas, menos criticadores, más proactividad, más asertividad con la sociedad, mucho compromiso con el país y más trabajo a favor de las clases más necesitadas, así como impulso a las empresas y a los diferentes sectores de nuestra economía.
