Hay que mirar hacia el futuro

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Por Hernando Fernández de Castro Dangond

Aunque el titulo de esta columna parezca muy “manido” como decimos aquí en la costa cuando nos queremos referir a que algo esta muy trillado o gastado, no es un tema pasado de moda porque la pandemia nos ha llevado por caminos desconocidos en situaciones sociales, económica, políticas y emocionales.

Creo que uno de los temas fundamentales al que debemos “ponerle bola” los colombianos es a la educación, esta cambió totalmente al pasar de presencial a la mal llamada virtual, cuando en realidad es remota, que ha traído como consecuencia la deserción de estudiantes en todos los niveles desde los preescolares hasta la universitaria.

Si el Estado y nosotros como sociedad, como padres, madres, abuelos, profesores, docentes y administrativos del sector de la educación no miramos hacia adelante, deponiendo interés particulares, dejando a un lado el egoísmo, los ideales políticos, y los propósitos sindicales, no lograremos recuperar el tiempo perdido por nuestros niños y jóvenes, que por lo menos se atrasarán mínimo dos años en su carrera educativa.

Los infantes y adolescentes son el futuro del país, ya está bueno de tanta protesta y paros de los profesores, ya es suficiente el caudal de críticas al gobierno por cualquier motivo, ya no más indiferencia de padres ante la renuencia de los hijos a recibir cases remotas, ya es hora que nos concienticemos que Colombia sin educación fracasará como nación.

Aquí tiene más repercusión una simple equivocación de dicción del presidente en un acto emotivo y luctuoso, que el 30 o 40% de nuestros estudiantes, no puedan recibir educación por falta de equipos adecuados los unos o porque carecen de conectividad en las zonas donde viven los otros.

La indiferencia con relación a este problema educativo que hoy sufren nuestros hijos y nietos, será la pobreza y el subdesarrollo del mañana de Colombia,  debemos entender que somos un país en vías de desarrollo, razón por la cual es más importante que las inversiones oficiales estén encaminadas a lograr niveles adecuados en nuestra educación que el pegar ladrillo o echar concreto o asfalto.

El gobierno nacional, los departamentales y municipales deben tener presente que para garantizar futuro, requerimos niños, niñas y jóvenes educados, que necesitamos profesionales idóneos y mucha inversión en ciencia y tecnología. La verborrea populista, el escándalo mediantico a través de las redes sociales, el insulto y la  crítica soez y mal intencionada, no nos conduce a nada positivo, da grima ver los comentarios vulgares que pululan en los diferentes espacios de internet, que nos muestra como una sociedad malqueriente, resentida, vulgar y donde pulula más el odio que la fraternidad.

Queremos parecernos a los países desarrollados y reclamamos nuestros derechos como si fuéramos iguales a estas naciones, pero en nada contribuimos con nuestros actos como sociedad a que Colombia se iguale por arriba y no por debajo a las naciones que miramos como ejemplo.

Sin educación, sin  buenos profesionales, si no cuidamos nuestra niñez y juventud, iremos directo al abismo. Las y los Casandra, que se la pasan vociferando  desastres y siempre buscando lo malo y nunca lo positivo, deberían unirse a un coro nacional para ser positivos, propositivos y pensar que entre todos tenemos la obligación de asegurar un futuro cierto y pleno de garantías y desarrollo a los niños, muchachas y muchachos de hoy.

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