LA REFORMA A LA SALUD DEBE HUNDIRSE

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Por Jorge Enrique Robledo

Suele decirse que las crisis son oportunidades, dándole a la palabra oportunidades la connotación de mejorar las cosas, a pesar de que también puede significar lo contrario. Por ejemplo, la debacle financiera global de 2008 no disminuyó el poder ni las ventajas de la banca que provocó el desastre, sino que los aumentó.

Ocho meses después de estallada la crisis de la pandemia, deben de andar frustrados quienes hablaron del fin del neoliberalismo y de la oportunidad de alcanzar cambios positivos con facilidad. Porque lo cierto es que los grandes poderes globales, a los que Duque les cumple con sumisión, tienen como primer objetivo engatusar a la opinión pública para que no haya transformaciones de fondo, en particular en los países de desarrollo menor.

Que la ortodoxia neoliberal ahora permita mayores endeudamientos públicos y déficits fiscales no debe entenderse como modificaciones de fondo del muy regresivo modelo económico de capitalismo salvaje y poderosos amigotes. Porque son para alargarle la vida, haciéndolo más regresivo y menos democrático.

El trato de Duque al sistema de salud sirve de ejemplo de cómo usar la crisis en mala dirección. Ahí está que no usó los grandes poderes que le dio la emergencia económica para efectuar cambios positivos, sino que los empleó para ratificar a las EPS como los reyes del sistema, con derecho a someter a su arbitrio a los pacientes, los trabajadores de la salud y las IPS públicas y privadas.

Y de eso se trata el Proyecto de Ley 010 para reformar el sistema de salud en trámite, que no es para mejorarlo sino para empeorarlo, como tiene que ser con un proyecto originado en Germán Vargas Lleras, famoso por sus vínculos con las EPS y la alta burocracia estatal, incluido Fernando Ruiz Gómez, quien saltó de viceministro de salud a alto empleado de Luis Carlos Sarmiento Angulo en la gran clínica que está montando, para luego terminar como ministro. La perniciosa puerta giratoria. Cómo será de mala la propuesta, que Duque le dio mensaje de urgencia a su trámite e insiste en ella, a pesar del generalizado rechazo del sector.

El eje del proyecto consiste en empeorar un sistema de salud diseñado desde el principio (1993) para tener como primerísimo beneficiario la intermediación financiera de las EPS. El cambio de nombre que se propone tiene como único fin engañar. La ley va tras concentrar en muy pocas EPS el negocio –eliminando a las restantes, a las más débiles–, a las que además les facilita la integración vertical con sus propias clínicas, achicando o arruinando a las que no hagan parte de esos gigantes económicos, que acapararán además a los restantes negocios –comerciales, industriales, etc.– relacionados con la salud. Y esto y más que no cabe detallar en este artículo, para que sean trasnacionales las que monopolicen todo el sector –lo que ya viene ocurriendo con fuerza– y exporten a sus casas matrices el ahorro nacional.

Para agrandarles más el negocio a las EPS, que ya manejan 30 billones de pesos anuales de platas públicas, la Ley 010 también promueve anexarles los regímenes especiales –Ecopetrol, fuerza pública y magisterio–, con lo que esas intermediarias se harán a las cotizaciones de otro millón de familias. E introduce las asociaciones entre las clínicas privadas y los hospitales públicos, de manera que los que no se cierren de estos, sean anexados por el puñado de monopolios foráneos que se impondrá en todo, incluido someter a lo que se les antoje a los pacientes, los trabajadores de la salud y las IPS privadas independientes que sobrevivan. Y es notorio que la ley en trámite no ataca la corrupción, auténtico cáncer del sistema de salud.

Este es otro ejemplo de cómo en Colombia están usando la pandemia para profundizar en la peor economía de mercado concebible: subdesarrollada y desnacionalizada y muy desigual socialmente hablando, llena de desempleados y pobres, corrupta y violenta, todo lo cual puede hacernos inviables como país dentro de términos mínimamente civilizados.

Cuánta falta le hace a Colombia construir un gran pacto nacional que reconozca lo mal que estamos como país y que se proponga alcanzar las modificaciones económicas, sociales y políticas que han modernizado a los países del mundo que se lo han propuesto.

Coletilla: probado quedó en el debate en el Senado que el minDefensa Holmes Trujillo debe salir de su cargo porque mintió, engañó y violó la ley para que Iván Duque, también contra las normas legales, autorizara tropas de EE.UU. en Colombia (ver y leer mi debate en este enlace: La verdad sobre el ministro de Defensa https://jorgerobledo.com/la-verdad-sobre-el-ministro-de-defensa/)

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