CUENTO DE NAVIDAD

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Por Karla A. Campo Acosta

Érase una vez, en una época no tan lejana (noviembre de 2019), unos chinos empezaron a morir colectivamente, porun virus parecido a una gripa, con síntomas como fiebres de alta intensidad y tos seca. Cuando los medios de comunicación dieron la noticia, el virus se veía tan lejos, que no hubo preocupación al respecto. Luego de que no sólo murieran chinos, sino Europeos y Estadounidenses, empezó la preocupación en Latinoamérica. En marzo iniciaron las medidas para evitar la propagación del denominado COVID-19 que hoy, a portas del 2021, ha acabado con la vida de más de 1’280.487 personas de todas las edades, en Colombia, de acuerdo con el reporte entregado por el Ministerio de Salud. Las medidas más drásticas de aislamiento duraron un poco más de 5 meses, pero el terror se infundió de tal manera que el fin del mundo parecía acercarse. Este panorama ha contado con muchas corrientes: los paranoicos o tóxicos, los relajados o irresponsables y los precavidos o tibios. Así mismo, muchas preguntas han surgido desde entonces, por ejemplo, cómo será la navidad.

A estas alturas del partido, después de los tres días sin IVA, con los “Black friday” en su furor, cuando en algunas fiestas han ingerido antibacterial al terminarse las bebidas alcohólicas,  me atrevo a asegurar que más de una mandó a hacer el vestido del grado, el del 24 y el del 31 de los colores de moda y con un tapabocas que combine con los zapatos y el bolso, porque éste se ha convertido en un accesorio y uno, al verlo colgado en la oreja de alguien o en la propia, se pregunta si tal vez esa siempre ha sido la función y la razón por la que este órgano tiene esa forma y tamaño o si el uso del tapabocas provocará algún tipo de deformidad.

¿Que cómo me imagino la navidad con Covid en Colombia? Pues, repartiendo y recibiendo el trago, tomando todos del mismo vaso, como se acostumbra y luego poniéndose el tapabocas otra vez…

Es que uno no logra explicarse que cuando estábamosencerrados hubiera diariamente un promedio de fallecimientos igual al se reporta hoy, que todos estamos en la calle. Para quienes seguimos teniendo respeto por el virus que nos ha hecho vivir un año tan diferente, la lógica indicaque sí es posible la inmunidad del rebaño, que tantas teorías adversas tiene respecto del nuevo coronavirus. No puedo ni siquiera escribir hipotéticamente las teorías de los relajados; lo cierto es que hoy casi todos estamos del mismo lado: queremos salir, encontrarnos con nuestra familia, con nuestros amigos, ir a conciertos verdaderos, porque eso de los conciertos virtuales no cambia el hecho de que sólo he visto a Shakira en videos.   Como dice el filósofo UrumiteroSilvestre Dangond “se jodió esto, que si se jodió… ¡no hay gota mágica que lo pegue!”.  De verdad le tengo miedo a las conclusiones que pasan por mi mente, teniendo en cuenta que he sido de “ultra-derecha” en temas de Covid-19,enfermizamente conservadora

Despediremos el 2020 con dolores y sinsabores, con batallas perdidas y ganadas, con la sensación de que nos han sido arrebatadas vidas y se han postergado sueños, pero que termine el 2020 e inicie el 2021 no hace la diferencia… La incertidumbre sigue. Hay muchas respuestas que han llegado solas, como el éxito de las compras on line y el fracaso deestar encerrados en casa; y otras que nos negamos a aceptar, como la necesidad de que adolescentes, jóvenes y adultos, deben volver a la educación presencial. Lamentablemente, los reportes de muertes con Covid-19 continuarán, así como las causadas por riñas, delincuencia común, violencia contra la mujer y accidentes de tránsito etc… en este momento, por la dolorosa normalidad con que ocurren todas, ¿cómo hacemos para distinguirlas de las ocasionadas por causas naturales? concluyó la paranoica, recordando que una de sus mejores amigas perdió a su padre por Covid-19 a finales de julio, que un coterráneo fue arrollado por una motocicleta en el mes de septiembre, mientras practicaba ciclismo por la Troncal del Caribe, que cada día una mujer es asesinada por su pareja o su expareja, que  ladrones  disparan a quemarropa para lograr su cometido y que el estrés y ladepresión son considerados enfermedad.

Y colorín colorado, mientras no haya vacuna, sea negocio o no, este cuento no ha terminado.

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