Por Hernando Fernández de Castro Dangond
Es claro que el coronavirus ha ocasionado estragos en la salud, la economía y acabado con muchas vidas de los colombianos, pero no se habla sobre cual ha sido el impacto de la pandemia y el alejamiento social que esta enfermedad le ha generado a la juventud y a la educación en nuestro país.
La nueva realidad ha llevado a que se implemente la educación remota, que es diferente a la llamada educación virtual, voy a tratar de explicar en forma sencilla la una y la otra. La primera es cuando las clases se dictan vía internet, utilizando cualquiera de las plataformas que existen en la actualidad. Lo que se hace en vivo, directamente y la interactuación entre docentes y estudiantes, se efectúa al tiempo. La virtual, normalmente se realiza mediante la colocación de las clases y materiales didácticos en la página de internet respectiva y puede ser consultada por el estudiante, en el momento que este lo desee.
Ambas presentan en muchos casos grandes dificultades a los alumnos y alumnas, si tenemos presente el nivel de ingresos de nuestra sociedad, pues requieren equipos como computadores o teléfonos celulares inteligentes, los cuales un gran porcentaje, no los posee. Además, la conectividad, o sea el cubrimiento de internet no llega a todo el territorio nacional, lo que dificulta el desarrollo de esta modalidad educativa por lo que muchos de los estudiantes se quedan sin la posibilidad de acceder al derecho a la educación.
Si a los problemas de infraestructura tecnológica, tanto de los planteles educativos, sean oficiales o particulares, le agregamos que son muchos los docentes que adolecen de las mismas dificultades técnicas, más la falta de conocimiento y preparación para manejar este tipo de educación, estamos frente a un gran problema de nuestro sistema educativo, en razón a que esto tomó por sorpresa a todos.
El impacto de esta modalidad se verá en un futuro muy cercano, la instrucción impartida, no llega a los estudiantes por que no prestan la atención adecuada, no se preparan ni física ni mentalmente para recibir la educación por medio de esta modalidad, la disciplina de la asistencia a clases en la aulas, el cumplimiento de los horarios, se está perdiendo, y es muy grave, educar, no es solo dar información o dejar tareas para que los estudiantes investiguen, educar, es formar seres humanos para el futuro, educar es impartir principios y bases para construir hombres y mujeres útiles a la sociedad del mañana, educar es guiar a los jóvenes por el sendero de la responsabilidad social, comenzando por hacerlos solidarios para con ellos mismos y para con los demás.
Educar, sigue siendo una vocación, aunque hoy en día, muchos con sus actos y procederes desvirtúen este concepto. Si queremos una sociedad mejor para nuestros hijos y nietos, tenemos que propender por una educación integral desde los primeros cursos hasta los universitarios, las especialidades son necesarios y fundamentales para lograr un desarrollo adecuado a la modernidad, pero sin seres humanos integrales, esto no será posible.
Por todo esto, es importante el regreso a la presencialidad, las aulas escolares y universitarias, son necesarias, nuestros estudiantes y futuros dirigentes en los distintos sectores, requieren aprender a vivir en sociedad, a entender cuales son sus derechos y cuales los de los demás, a conocer que cualquier núcleo social requiere normas claras que garanticen la convivencia, basada en el respeto a las mismas y a los demás, si no enseñamos a nuestros jóvenes de hoy a relacionarse con sus compañeros y compañeras, no tendremos hombres y mujeres capaces de convivir en paz en un futuro.
No es un secreto que la juventud de hoy, con el uso de los celulares y los computadores, cada día se aíslan más y si no los llevamos a las salas de clases, tendremos una sociedad futura de personas egoístas, encerrados en si mismos, incapaces de construir sociedad y aunar esfuerzos para llegar a tener un mejor país y mejores familias.
