Por Hernando Fernández de Castro Dangond
El triunfo de Joe Biden en las elecciones de los Estados Unidos, es la muestra más elocuente de que la democracia es el mejor sistema de gobierno que existe en el Universo.
La cuna de este sistema, precisamente son los Estados Unidos de América, que después de más de doscientos treinta años, aún subsiste con todos sus defectos, pero demostrando que sus bases son sólidas, porque es el reflejo de la voluntad de su pueblo, y reafirmando la supremacía democrática de los gringos, que poseen un sistema suigéneris para escoge a su presidente, que aguanta el uso y el abuso del poder, que permite en algunos casos la reelección presidencial, pero que cuando el pueblo considera que el mandatario no merece continuar más allá de su periodo, no vacilan en elegir a un candidato del otro partido, como ocurrió en este caso.
Esa es la democracia, que se opone a la autocracia, a las dictaduras, al uso de las armas, la blasfemia, la confrontación física, a la utilización de los más necesitados para acceder al poder como falsos mesías para después usarlo en su propio beneficio, enriqueciéndose y utilizándolos como yunque contra todo aquel que no comparta sus ideas políticas.
Estas elecciones de los EE UU nos dejan algunas experiencias que seguramente, serán motivo de análisis más adelante por comentaristas y políticos.
Es importante mirar, que este fue un debate electoral entre dos candidatos septuagenarios, que contradice de alguna manera la tendencia de las democracias de América y algunas de Europa, que han escogido el camino de elegir mandatarios de menos de cincuenta años y en algunos casos hasta de menos de cuarenta.
Pareciera que los gringos prefieren gobernantes con experiencia, que puedan garantizar serenidad y mucha sapiencia y tranquilidad al momento de tomar decisiones de gobierno, sean transcendentales o no, aunque algunos dirán que Trump no es el mejor ejemplo de ello. Sin embargo, al elegir a Biden, dejan ver los electores estadounidenses, que la experiencia en la administración, la trayectoria política y el buen juicio en sus declaraciones, generaron más confianza en ellos para escoger a su presidente.
En otra oportunidad analizaremos, si a Colombia le convenia uno u otro, por lo pronto, es importante mirar con detenimiento, lo que ocurre en nuestro país, donde ya se asoman los aspirante a reemplazar al presidente Duque y la primera muestra de inexperiencia es salir a despotricar del mandatario de turno, cuando aún le falta la mitad de su periodo, incluso estamos viendo mandatarios y mandatarias seccionales tratando de hacer campaña a la presidencia a 8 años de poder aspirar a ser candidatos presidenciales.
Y a otros que ya fueron derrotados en sus ideas, tratando de reencaucharse apoyando los desordenes sociales y creando el caos a través de las redes, cuando aún falta mucho para la próxima elección, o sea, jugando a que el presidente fracase, sin importarles el bienestar de los que ellos dicen defender.
Los colombianos debemos madurar política y electoralmente, lo ocurrido en el país del Norte, nos debe servir de ejemplo para entender que el poder radica en el pueblo, pero que este debe decidir con la razón y no con la emoción. Que aquellos que hablan siempre contra todo lo de antes, son los primeros en copia y aplicar la política de la que tanto despotricaron para engañar a los electores.
Biden, es de los de antes, pero lo prefirieron a un a outsider como Trump, que demostró impericia en el manejo del Estado. Como ya ha ocurrido en Colombia con algunos alcaldes y gobernadores que llegaron al poder con estas banderas.
Por eso, ni los de antes, ni los de ahora, siempre debemos votar por los mejores, los más competentes y con experiencia comprobada.
