“La Montaña Sagrada”. 11ª parte “Las Ruedas del Tiempo”. “Kasivita”

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Por Rafael Gómez Llinas

 

“En una fracción de segundo, el silencio se apoderó de todos los sonidos apagándolos y la secuencia del tiempo se agotó. Los pedazos continuos de la realidad se desencajaron y el tiempo, que siempre gana la partida, los dispersó como vidrios de un espejo roto que reflejaban la realidad a retazos. Y en cada uno de esos pedazos perdidos, la vida de cada uno de los visitantes, siguió su curso  por su cuenta en la búsqueda de su destino, sin recordar todo esto que había pasado. Y solo porque todos esos extraños acontecimientos quedaron esculpidos en sus consciencias para siempre, las “Ruedas del Tiempo” que se movieron hacia mundos distintos, lejanos, podrían traerlos de vuelta y unirlos después de cumplir con su cometido: La de ayudar a salvar a la tierra de siglos de desamor, y a la raza humana de su probable extinción.. esa era su misión. Para eso, los Mamos de La Montaña Sagrada los desarraigaron de la secuencia lineal de sus vidas, y los dispersaron en diferentes mundos, tiempos, circunstancias”.. (1)

 

¡Es Kasivita! Diría el Mamo Menjabin… Luego apareció de repente la escena de una casa grande y elegante. Era la fundación Narayana en Bogotá. Así rezaba en una inscripción sobria, pequeña, ubicada a un lado de la puerta de entrada. Corria ya el año 2003, y en el aparcamiento frente a ella, había estacionados varios vehículos. De uno de ellos, una camioneta que acababa de llegar, se bajó una señora y luego una enfermera correctamente vestida con su uniforme blanco. Luego bajaron en silla de ruedas a un joven imposibilitado para caminar. Era Andrés. Hacía meses era tratado por María Victoria Moreno Abecasis o mejor, por Aty Sarawy, uno de los miembros de aquella conocida y audaz tripulación de invasores que arribaron con el rumbo perdido en el siglo XVI al “Corazón del Mundo”, y que ahora, en esta pagina del tiempo, era una excelente fisioterapeuta y sanadora Pranica.  Medicamente era un caso severo de Esclerosis múltiple. Un caso irreversible. Y la función de María Victoria era ejercitar sus extremidades para disminuir la celeridad de su atrofia. También le hacía sanación con sus manos para transmitirle energía y calidad de vida. Y de pronto quien sabe, para producir un milagro. Los seres más cercanos de alguien víctima de esas calamidades siempre guardan la remota esperanza de una curación. Era una cita en la que habitualmente ella lo trataba, solo que esta vez lo iban a ver los Mamos de la Sierra Nevada de Santa Marta..

María Victoria en la sesión anterior, les había dicho de la presencia de los Mamos Busintanas en la fundación. Les había hablado de todas las cosas asombrosas que hacían. De su sabiduría, de su visión, del poder de sanación que tenían, y les había propuesto hacer una sesión con ellos.

Y así fue. Llevaron a Andrés al consultorio de María Victoria y allí estaban  esperándolo esta vez, el Mamo Menjabin y el Mamo Seukukui. Después de saludase y de las presentaciones habituales, Seukukui sin más preámbulos, se acercó a Andrés. Caminó a su alrededor sin dejar de mirarlo. Luego repentinamente lo tomó por el brazo y comenzó como a subirle hacia arriba la piel del antebrazo. Como arremangándola. Mientras hacía esto, asentía con la cabeza y le decía algo a Menjabin sin que ninguno de los presentes, Andrés, la madre, la enfermera y María Victoria, entendieran. Le hablaba a Menjabin en Vintukua, el dialecto de ellos.  Menjabin también asentía… Luego Menjabin se detuvo frente a Andrés y con su mano derecha empuñada, comenzó a golpear la palma de su mano izquierda colocada en forma de cuenco. Lo hacía a veces cerca y algunas  otras  un poco  alejado  de él. También encima  de su cabeza, frente a su tórax o cerca de sus piernas. Parecía como si estuviese podando un arbusto..

 

¡Esto, es Kasivita!… Dijo el Mamo Menjabin mientras rondaba a Andrés… ¡Esto es un método para medir el campo energético de los cuerpos sutiles de un ser humano!  Siguió diciendo sin parar de golpear en esa forma sus manos. La mano izquierda en esa posición, como un cuenco, cóncava, es el polo negativo. Es la extremidad receptora que “conecta” con la energía negativa. La mano derecha como un mazo, convexo, es la activa, la que golpea a la izquierda y es el polo o la punta de la energía positiva. Y ambas al juntarse en ese golpe cierran un circuito. Cierran un campo de energías. En el sonido de los golpes de ambas manos, en su intensidad, eco, agudeza, gravedad, duración y retorno, hay todo un sistema de interpretación binaria de la manifestación de la energía de los cuerpos sutiles del ser humano que nosotros conocemos. Se establece así un complejo sistema, un código binario que nosotros interpretamos. El golpe de ambas manos produce un “corte” de las energías que “viajan” desde los cuerpos sutiles de la persona leída, y registra su estado, intensidad y calidad en el espacio tiempo y asi, el de su cuerpo, mente y espíritu.  También capta sus registros  en el campo de  Akasha… 

Los Mamos se miraban y alternadamente, observaban a Andrés. El Mamo Seukukui le habló algo a Menjabin, y este asintió con un movimiento de su cabeza. Menjabin se dirigió entonces a la madre de Andres y le dijo: “Con Kasivita hemos visto ya muchas cosas de Andrés, pero me dice  Seukukui que por algo más que percibió, se requiere ver con más puntualidad, en su registro karmico…sobre todo en su registro karmico familiar. En su pasado familiar. Y para eso es necesario que consiga una sábana nueva y blanca que no haya sido usada y esta noche lo cubra con ella… Que duerma toda la noche arropado con  ella. Y que  mañana nos traiga esa sábana”.

¿Y eso…para qué?… Solo alcanzo a decir desconcertada la madre de Andrés. Menjabin, solo sonrió. Esta se lo quedó mirándo en silencio por un instante y luego le dijo muy seria: “No entiendo nada pero haré lo que usted me dice. Si es para su bien, lo haré”.

A la mañana siguiente, se encontraron a la misma hora en la fundación. La madre de Andrés se adelantó y le entregó a Menjabin un pequeño envuelto. Era la sábana con la que le habían pedido que lo cubriera. ¡Es una sábana nueva y durmió arropado con ella toda la noche! Le dijo. ¡Muy bien! Le respondió  Menjabin. Miró a su alrededor y les dijo: ¡Sigamos al salón de yoga que es más amplio y podremos verla bien!. Tomó el pequeño envuelto y se dirigió hacia el amplio salón seguido por todos. Allí desdoblaron la sábana, la extendieron y la colocaron cuidadosamente sobre el vidrio de un ventanal  grande del salón, que daba hacia un jardín interior muy iluminado. La visión de eso era impresionante. Los Mamos miraban la sábana blanca, iluminada a contraluz, en el vidrio del ventanal y señalaban cosas que no se veían. O que los demás no veían. Actuaban como si estuviesen revisando la placa de una enorme radiografía. ¡Y según dijeron ellos después, realmente era algo así! Una sábana totalmente blanca, nueva, limpia, era solo lo que veían María Victoria, la enfermera, la madre de Andrés, y los demás presentes..

Los Mamos, a diferencia de ellos, como si estuvieran en otra realidad,  hablaban y señalaban sobre cosas que parecieran ver, o que realmente veían en esa sábana. Luego, Menjabin se volteó y les dijo: Señores, sucede que cuando una persona duerme se desprenden de ella, el cuerpo astral y muchos otros cuerpos sutiles. La sabana que cubrió el cuerpo físico de Andrés fue como un tamiz, un cedazo que fue traspasado por estos cuerpos al separarse de él, mientras dormía…  Funcionó la sábana como una especie de placa en donde quedó registrada como en una radiografía, la energía de esos cuerpos. Su composición cuántica. Su registro karmico. Su causa y efecto. ¡El registro de su vida!. Vimos en ella  todo un mapa completo de los nudos o traumas energéticos que dieron origen a sus enfermedades físicas, mentales, y espirituales…

Y bueno, el Mamo Seukukui me dice que en ese registro acaba de ver, que lo de Andrés tiene su origen en un karma familiar. Que tiene que ver con cosas muy desagradables que pasaron en su familia en el pasado. Algo relacionado con su padre. Del maltrato de su padre a todos ustedes cuando él era muy niño…Una mala energía que por su impotencia de niño para reaccionar a la agresión de su padre, incubó en su consciencia y luego se somatizó por su resentimiento, en sus extremidades. En la perdida de su motricidad. El daño físico y espiritual causado es muy grande ya, y lamentablemente es irreversible..

Sin embargo, haremos un trabajo. Plantaremos unos códices, con una intención… Los plantaremos en su conciencia, pero encriptados en “Aluna” para que eso no se repita. La madre de Andrés casi a punto de llorar impactada por lo que le oyó a Menjabin le dijo: ¡Eso, lo del maltrato de su padre es totalmente cierto! ¡Durante años sufrí sus maltratos físicos y psicológicos!… ¡Inclusive se atrevía a hacerlo delante de Andrés, y él  impotente, sufría y lloraba!.. Después le preguntó: ¿Pero, como es eso de los códices?…¿No dice usted que su enfermedad es irreversible?..

 

¡Así es! Le respondió Menjabin. Lo que sucede es que esa intención en esos códices encriptados en “Aluna”, serán plantados en sus registros Akasicos y así, en todos los tiempos de su conciencia. Y cuando se activen, serán muy poderosos. Estarán blindados por el amor, un acto de perdón, y pasaran intactos con toda la información de su ser cuando Andrés  entre al tiempo del “No tiempo”… Y así, en su siguiente retorno, en la rueda recurrente de su próxima vida, se activaran en el preciso momento en que vuelvan a suceder los mismos hechos que causaron su enfermedad..

 

En otras palabras, Andrés en un acto de amor, guiado por el influjo de esos códigos, perdonará en sus vidas futuras, al causante de estos, su propio padre, impidiendo que esa mala energía se apodere de él, protegiéndolo del retorno de esta terrible enfermedad. Esos códigos serán plantados en esta, una de sus vidas,…y ahora su única vida. Serán ubicados antes de lo que causa ese karma y se activaran en el momento preciso, justo antes de que aparezca el origen de su enfermedad: El maltrato de su padre. Se romperá entonces ese ciclo de resentimiento, y con el perdón, ese supremo acto de amor, evitará esa terrible enfermedad en su próxima vida,.. también, su única vida… ¡Serán “Precausicos”(2) y anularan sus efectos.!. Concluyó el Mamo Menjabin..

..Y así fue.. Y a los pocos años Andres, victima de esa terrible enfermedad, falleció. Pero es seguro que al girar nuevamente la Rueda de Samsara, ya retornó. Y volvió, para vivir los mismos acontecimientos escritos desde siempre en esa sábana de su consciencia, pero con seguridad, esos códices plantados por los Mamos en “Aluna” en ella se activaron, cuando el tiempo transitó otra vez por las escenas repetidas del maltrato de su padre, y el amor, finalmente  ganó. Y Andres, viviria una larga vida plena para volver una y otra vez en una línea del destino diferente, hasta dejar como legado con el cumplimiento de su verdadera misión, la estela de una larga descendencia que inundaría de vida y su poesia a todo ese altiplano..

..Y mientras tanto, en tiempos y espacios diferentes, los Mamos de la “Montaña Sagrada”, Aty Sarawy y Ankimko, aparecidos en la vida de Andres con oportunidad durante su aparente tragedia, pero sabedores excepcionales de lo que allí realmente había sucedido y de lo que siempre de ahí en adelane iria a suceder, con el semblante propio de la picardía de un mago, solo sonreían…Solamente y en silencio sonreían…

Continuará.

Santa Marta, Corazón del Mundo, 237 dias después del confinamiento.

1).- Tomado de “La Montaña Sagrada. 10ª parte..

(2).- Precausico: Hubicarse en una línea de realidad en el espacio-tiempo, antes de la causa para evitar o no sufrir sus efectos… Para no ser victima del karma..

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