LA VÍCTIMA Y LOS VICTIMARIOS

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Por Karla Campo Acosta

En la madrugada del miércoles 21 de octubre de la presente anualidad, en Ciénaga-Magdalena, un hombre, del cual aún no se ha proporcionado el nombre, abusó sexualmente de una mujer habitante de la calle, conocida como “Hellen”.    Lo ocurrido fue grabado por una cámara de seguridad de un establecimiento de comercio, por ello, las autoridades tienen conocimiento del suceso y quizás puedan identificar al sujeto y aplicar sobre él las respectivas medidas penales.

Varias cuentas de instagram y Facebook, noticieros televisados y periódicos, han tenido acceso a la prueba video-gráfica y han publicado sin censura el aberrante hecho, dándole acceso a miles de espectadores, cruzando la estrecha línea entre la noticia y el morbo, reviviendo el hecho,  revictimizando a Hellen. Ese hombre abusó de ella y vulneró sus derechos fundamentales indudablemente, pero las intenciones y mentes morbosas han expuesto y extendido su sufrimiento indefinidamente, sin tener en cuenta que así también se vulnera la dignidad humana,  la intimidad, el debido proceso,  la igualdad, todos de raigambre fundamental, de esta mujer que fue la víctima el pasado miércoles.

Esta vez fue Hellen. Pudo haber sido cualquier mujer que pasara por un lugar solitario, en Ciénaga-Magdalena o en algún caserío, vereda, pueblo, o ciudad de Colombia, como ocurre cada hora, lamentablemente; pudo ser tu hija, prima, sobrina, tía, hermana, madre, abuela, amiga o conocida y, en mi caso, no sólo me habría dolido infinitamente el hecho primario del abuso sexual, sino también cada reproducción del mismo, que da lugar al morbo… Es reprochable desde todo punto de vista, indignante…

Los únicos que deberían tener esa cinta son las autoridades competentes y hacer la cadena de custodia legal celosamente, para proteger a los sujetos procesales.  Los miles de espectadores no podrán resarcir el perjuicio causado a esta mujer, por el contrario, mirar los convierte en victimarios.   No era necesario… No es necesario. Debe ser suficiente el titular y la reseña, porque si bien este tipo de noticias hay que transmitirlas,  amigo espectador, que te basten las imágenes borrosas e inconclusas y sobretodo, no te quedes sólo con eso: preocúpate, indígnate, asústate ¡solidarízate!  No te unas a esta cadena de morbo, porque cuando lo haces el victimario eres tú, que ves ese video de comienzo a fin, violando derechos fundamentales de “Hellen”, como lo hizo ese hombre, pero a la vista de todo el mundo, a la luz del día, desde la comodidad de tu celular o tu computador y con la confianza de que no estás haciendo nada malo y  aun así la revictimizas.

La Constitución Política de Colombia en el artículo 20 dispone que “Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación.  Estos son libres y tienen responsabilidad social. Se garantiza el derecho a la rectificación en condiciones de equidad. No habrá censura.” (subraya fuera del texto original).  Antes de eso garantiza el derecho a la vida en condiciones dignas (arts. 11 y 12), a la igualdad (art. 13) a la intimidad y al buen nombre (art. 15).

El artículo precitado establece que no habrá censura. Es decir que el Gobierno Nacional no vetará los contenidos. La censura la debemos hacer nosotros que damos la noticia y quienes la recibimos, a consciencia y por respeto, porque ni la libertad de informar y recibir información veraz e imparcial legitima para que se vulneren los derechos del individuo y de la sociedad, ni concede boletos de primera fila para todos los sucesos que deben tener reserva y que sólo han de informarse como el problema social que evidencian.  Soy respetuosa con los medios de comunicación. Reconozco su importancia. Admiro su labor. Sin embargo, me quedo sin palabras loables ante el amarillismo, el morbo, la arbitrariedad para atraer adeptos que persiguen noticias aberrantes con imágenes crueles, que no deberían exhibirse como un espectáculo.

Algunos han eliminado el video. Antes de esto, ¿Cuántas personas han podido verlo? ¿Cuántas sintieron dolor y quienes lo utilizaron con otros fines egoístas y bajos? Tanto quien lo publica sin censura, como quien lo mira sin estupor ultrajan a “Hellen”, como lo hizo ese hombre en Ciénaga.  Ella fue la víctima de aquella noche. Eso se le salió de las manos. No revictimizarla está en las tuyas, que puedes elegir no reproducir el contenido.

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