CLAUDIA LÓPEZ, LA FORAJIDA

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Por Jamer Chica

 

Claudia Nayibe López, es la actual alcaldesa de Bogotá, desde su posesión en el primer cargo del Distrito Capital se ha caracterizado por generar ruido, causar polémica con actos disruptivos y llamar la atención de los medios de comunicación por sus incesantes críticas al Gobierno Nacional y buscarle “camorra” al Presidente Iván Duque.

Ahora bien, analizando su patrón conductual, los actos polémicos y su puesta en escena no solo ha sido una constante durante los escasos meses que lleva como burgomaestre de los Bogotanos, sino que esta particular forma de actuar también se presenció incluso en su paso por el Congreso de la República.

En consecuencia, desde el equipo de Jamer Chica & Asociados – Consultores Políticos, nos dimos a la tarea de analizar el perfil arquetípico de quien dirige el destino de los capitalinos desde el Palacio Liévano, con el fin de identificar los rasgos más importantes de su personalidad y la naturaleza de su marca política.

Claudia Nayibe, es un personaje político perteneciente a los sectores de la izquierda progresista (socialdemócrata) de Colombia. Desde su inicio en la vida pública, se caracterizó por cuestionar al status quo y a los íconos de la política tradicional del país, fue así como inició en el movimiento estudiantil de la Séptima Papeleta, quien promovió el cambio de la Constitución de 1991.

En su rol como analista político y columnista comenzó a indagar y a destapar algunos escándalos como: la para-política, la narco-política y algunos hechos de corrupción del Gobierno Santos I, lo que a la postre le permitió ganar el voto de opinión necesario para llegar al Senado de la República en 2014, por el Partido Alianza Verde.

Claudia es fuerte, controversial, deliberativa y bastante crítica, cuestionar hace parte de su quehacer, en mi opinión es imprudente e irresponsable – errores que en política salen costosos – puesto que no mide las probables consecuencias de sus palabras o actos, un estilo disruptivo y bastante arriesgado incluso para sí misma, que le ha traído éxito político en determinado segmento electoral ubicándola en el “top of mind”, pero que a la vez la ha llevado a librar diferentes batallas políticas–jurídicas y a ganarse importantes enemigos.

Estar tan cerca al “dead line” ha sido el derrotero marcado en su escasa vida política, que incluso le ha ayudado a escalar rápidamente, pero que en lo personal no es de mi agrado, toda vez que este tipo de personajes son luna de una sola noche y deben acudir a métodos populistas y demagógicos para sostener su marca política.

Lo difícil de este tipo de liderazgos fugaces, además de la sostenibilidad en el tiempo, es que carecen de cuerpo y profundidad, teniendo que sustentarse en la retórica y en el discurso de la cuestión, pero se les dificulta convertirse en hitos de gobernanza y suelen desinflarse rápidamente, de igual manera en que crecieron.

Identificar el arquetipo de marca de Claudia López, es un ejercicio sencillo al momento de analizar los rasgos más importantes de su personalidad, podría deducirse inicialmente que la alcaldesa encaja en el arquetipo REBELDE o FORAJIDO que tiene entre otras, las siguientes características:

-Naturaleza: Son marcas rebeldes, extravagantes, irreverentes, que cuestionan al mundo, muestran una actitud de desafío hacia el statu quo, tratan de romper los esquemas y plantean un cambio de paradigma; ejemplos: Diésel, Desigual, Harley Davidson, entre otros.

-Colores: Verde, amarillo y naranja.

 

-Objetivo: Lucha contra el convencionalismo y liderar la oposición.

 

-Mensaje: Generar disrupción.

Los políticos que se identifican con este arquetipo se caracterizan por: tener marcas rebeldes, comunicar mensajes frescos, romper esquemas y liderar causas de resistencia, se convierten en un referente dentro de las tribus urbanas, las comunidades LGBTI y algunos sectores sindicales.

Lo anterior, guarda concordancia con el lenguaje que utiliza la alcaldesa en la comunicación verbal y no verbal, la postura al sentarse, el color de sus accesorios (reloj), el largo de su cabello, su forma de vestir y hasta su publicidad; aunque no comparto que hayan utilizado el color purpura en su campaña, toda vez que, en política, el morado se relaciona con el poder, la elegancia, el lujo, la realeza, elementos contrarios a la marca personal de Claudia López.

Entre los cinco principales errores que se puede evidenciar en Claudia López, están:

-Su emotividad, le ha jugado en contra durante el debate llevándola a caer en imprecisiones por no controlar su temperamento y no pensar con cabeza fría.

-Su discurso hostil, le ha perjudicado su imagen puesto que es percibida como una persona conflictiva e insensata que no es capaz de trabajar en equipo, ni respeta autoridades de mayor jerarquía.

-Salirse del libreto, ha puesto en apuros a sus asesores y le causa un gran daño a su reputación, cada vez que lo hace, inculpa a los demás y dice cosas que no son ciertas, lo peor de todo es que siempre salen a desmentirla, lo que la hace ver como una mentirosa e incoherente.

-El tono del mensaje no es propio del momento en que está, Claudia no ha podido superar la campaña y entrar en modo Gobierno, donde las cosas se hacen y se comunican diferente.

-La incoherencia de su programa bandera, es desastroso para su posicionamiento liderar causas anticorrupción cuando su mandato está impregnado de escándalos clientelistas, además no es lógico cometer los mismos pecados que cuestionaba desde su posición como Senadora.

Los grandes retos que tiene Claudia López son:

-Aumentar su legitimidad, ya que solo el 19% de los bogotanos votaron por ella.

-Construir una narrativa que guarde relación con las banderas que recogió antes de ser alcaldesa, pero que sea coherente con el momento actual de gobernanza.

-Fortalecer su reputación y no su retórica populista.

-Desarrollar un adecuado proceso de feeling – timing.

-Generar credibilidad con buen gobierno y no con burbujas de percepción y métodos de manipulación de masas.

En conclusión, si la agenda coyuntural de Claudia López se extiende hacia lo estructural, podría marcar un rápido declive en el manejo de la imagen de la alcaldesa y entrar en barrena, lo cual no solo sería catastrófico para sus aspiraciones políticas, sino que marcaría un repentino fracaso; la pérdida de credibilidad, sería el peor escenario al que podría enfrentarse la mandataria si tratase de apagar el incendio de la gobernabilidad con más gasolina (medios de comunicación prepagados, encuestas diseñadas a la medida y populismo).

El futuro político de Claudia López dependerá de la lectura que sus asesores tengan del escenario político y de la percepción que genere la misma en virtud de su gestión como alcalde.

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