¡OJO CON EL 2022!

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Por Jamer Chica

Hace varias semanas publiqué un informe detallado sobre la estrategia que ha venido hilando la izquierda y que han puesto en marcha los sectores anti establishment, con el fin de desprestigiar al Gobierno de Iván Duque, al Partido Centro Democrático y principalmente a su mentor, el expresidente Álvaro Uribe Vélez.

El mismo Uribe, ha sido reiterativo en pronunciar una frase, incluso estando privado de la libertad de manera arbitraria: “OJO CON EL 2022”.

No es exagerada tal preocupación por las elecciones que se celebrarán dentro de los próximos 18 meses – Legislativas y Presidenciales – puesto que, de manera flagrante se ha evidenciado como los sectores de izquierda han avanzado a pasos agigantados hacia su próximo objetivo, ganar la Presidencia de Colombia e instalar un gobierno de corte socialista.

Para lograr tal objetivo, han conspirado diferentes personalidades políticas, incluyendo expresidentes, juristas y guerrilleros, que ahora actúan desde la vida civil bogotana, pero que continúan delinquiendo y conspirando a altas horas de la noche desde un apartamento en los cerros de la capital.

Al encerrar al expresidente Uribe y someterlo ante un tribunal prepagado, como lo es la sala de instrucción de la Corte Suprema, creían tener el camino despejado, puesto que, el único gran obstáculo que tienen para llegar al poder, se llama Álvaro Uribe Vélez, un león de mil batallas que les ha ganado las justas electorales, aun uniéndose en gavilla todos contra él, verbigratia el plebiscito de 2016 y las elecciones de 2018.

El sábado anterior, la juez 30 con función de control de garantías ordenó la libertad del exmandatario, lo cual levantó ampolla entre sus contendores, toda vez que, mientras Uribe este libre y participando de la vida política nacional, será muy difícil derrotarlo. De inmediato Petro se hizo sentir, lanzando un trino en el que exhortaba: “A Uribe hay que vencerlo en las urnas”.

Ahora bien, el sanedrín que se esconde detrás de un viejo armario y frecuenta la oscuridad de la noche para conspirar, ya se dio cuenta que restringir la libertad del exmandatario no es una opción para derrotarlo, por eso acudirán a cuanta artimaña tengan a la mano para las próximas elecciones presidenciales. Por esta razón, se ha exhortado reiterativamente la premisa ¡OJO CON EL 2022!

Para interpretar un poco dicho enunciado, debemos de analizar dos variables: en esta primera entrega, las tendencias electorales y el crecimiento del caudal de votantes entre la izquierda y la derecha; y para una próxima ocasión, abordaremos sutilmente el tema de una posible reforma al sistema electoral colombiano.

Si realizamos un análisis sobre las tendencias electorales de las últimas contiendas políticas en Colombia, se podrá concluir que los votantes de la izquierda han crecido en algo más de 130% en ocho años, versus, un débil crecimiento de 15% de los electores de la derecha en el mismo rango de tiempo (2010 a 2018).

En la segunda vuelta de la elección presidencial de 2010, Juan Manuel Santos (otrora candidato de la derecha) obtuvo 9.000.000 de votos, frente a los 3.500.000 votos que escrutó, Antanas Mockus, candidato de los sectores de oposición y alternativos. Ahora bien, ocho años después (2018) la diferencia entre ambos sectores se redujo, toda vez que Iván Duque obtuvo algo más de 10.300.000 votos, frente a los 8.000.000 de apoyos que registró Gustavo Petro, líder de la izquierda colombiana.

En virtud de lo anterior, podría concluirse que, en Colombia el voto de la derecha registra un crecimiento de 2% anual aproximadamente, mientras que el caudal electoral de la izquierda viene creciendo 16% por año. Si dicha tendencia se sostiene, es muy probable que en 2022 veamos una votación muy cerrada, tal vez con un voto finish que defina al ganador de la elección y determine quién será el nuevo inquilino de la Casa de Nariño.

En concordancia con lo anterior, es preciso preguntar: ¿El voto duro de la derecha ya alcanzó el techo y, por ende, su crecimiento se ha visto estancado? ¿Qué acciones estratégicas han desarrollado los sectores de derecha ante este panorama?

El electorado de la izquierda en Colombia se ha fortalecido notablemente ante la mirada negligente de los sectores de derecha que se han hecho los de la vista gorda en su zona de confort, solo como botón de muestra podría citarse las elecciones locales de 2019, donde los candidatos denominados “alternativos”, silogismo mal empleado para describir a los neopolíticos de izquierda, se quedaron con las principales alcaldías de las ciudades más importantes del país, entre ellas: Bogotá, Medellín, Cali, Bucaramanga, Cartagena, Santa Marta, Manizales, Villavicencio y Pasto.

¿A qué obedece este fenómeno político-electoral? ¿Por qué las nuevas generaciones de votantes se han inclinado con preferencia hacia las tendencias políticas de izquierda?

Estas preguntas tienen múltiples respuestas hipotéticas, podría decirse que los sectores de izquierda cuentan con semilleros de liderazgos emergentes, que dichos partidos han brindado mayor espacio y apoyo a las nuevas generaciones de políticos, que el adoctrinamiento e influencia de FECODE ha sido una variable fundamental, que el reclutamiento en las universidades ha coadyuvado a tales fines, que la estrategia digital de dichos sectores ha sido más agresiva, que la desinformación ha reinado entre la nueva generación de votantes, sea cual fuere la razón, es indiscutible que la izquierda le ha tomado una enorme ventaja a los partidos de derecha, que se van quedando rezagados en el camino.

Personalmente, considero que los electores colombianos se clasifican en tres grandes grupos: el voto duro de la izquierda, el voto duro de la derecha y el voto “switcher”, que no se identifica con ninguno de los anteriores; este último grupo representa el 55% del padrón – censo – electoral, son personas desinformadas que se abstienen de votar, anulan el voto, votan en blanco o castigan con su voto a uno de los dos sectores.

Sobre el “voto switcher” ha puesto la mirada desde hace varios años la izquierda, y su estrategia para cautivar a dichos votantes, ha sido canalizar el hartazgo que sienten dichos electores por los dos extremos políticos, vendiéndoles una opción mal llamada “centro”.

Por consiguiente, han surgido nuevos partidos y movimientos políticos – Alianza Verde, Decentes, Compromiso Ciudadano, entre otros – que se han lavado la cara, han cambiado el color de su bandera y han construido una narrativa disruptiva que caló perfectamente en los oídos de estos electores.

El votante switcher ha sido clave en las últimas victorias electorales de los neopolíticos de izquierda – elecciones 2019 – puesto que, el discurso del continuismo, la corrupción y la lucha de clases fue el caballito de batalla que usaron para ganar Alcaldías, Gobernaciones, además de cientos de curules en Concejos y Asambleas.

Esta misma narrativa se usará para las elecciones de 2022, la izquierda, ahora disfrazada de centro, sabe que cautivar al “voto switcher” será clave para desequilibrar la balanza y llegar a la Casa de Nariño, lo peor de todo es que ya comenzaron a ganar adeptos y en este momento cuentan con un gran terreno abonado.

Ahora bien, ¿Qué está haciendo la derecha para revertir tal situación y ganar parte de esa masa de votantes que puede desequilibrar la elección en 2022? Por lo que puedo observar bajo mi modesto análisis, debo decir que nada.

Ojalá se corrija el rumbo y no sea muy tarde cuando se emprendan acciones para no dejar nuestra patria en manos de estos lobos arropados con piel de oveja, por ahora, solo quedará seguir advirtiéndoles a muchos de los políticos apoltronados de la derecha: ¡OJO CON EL 2022!

 

La ñapa I: En la segunda entrega de ¡ojo con el 2022!, hablaré sobre la reforma al sistema electoral, el gato por liebre que está bajo estudio en el Congreso.

La ñapa II: En el mes de abril del año avante, busqué reunirme con las directivas del Centro Democrático, para socializarles la estrategia de la izquierda y ponerlos en sobre aviso de muchas situaciones que están ocurriendo. No obstante, no encontré eco, ni éxito en dicho acercamiento, tal vez la información que tenía otrora momento, no fue de interés para las directivas del partido, lo que a la postre hubiera evitado ciertas situaciones con gran coste político.

La ñapa III: Con relación al punto anterior, reitero, veo a muchos dirigentes de la derecha – incluido el Gobierno – en una burbuja, aislados y desconectados de la realidad. Quienes los asesoran son recién egresados que no tienen la más mínima idea a quienes se enfrentan; mientras tanto, del otro lado – izquierda – hay estrategas curtidos y con muchas horas de vuelo que terminan dándoles un baile a los primeros.

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