Pico y Placa en tiempos de Covid-19

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Por Karla Campo Acosta.

 

De conformidad con la Secretaría de Movilidad de Santa Marta, a corte del mes de enero de 2020, existían 70.000 vehículos matriculados en el Distrito y 30.000 foráneos circulan por las vías de la ciudad. De acuerdo con el Plan de Movilidad realizado por la Universidad Nacional de Colombia, 92% de los rodantes son de servicio particular: 21% taxis, 32% livianos  y  39% motocicletas; en el 52,95% de los cuales se moviliza una sola persona, el 32,81% lo ocupa el conductor y un pasajero y el 8,76% restante, el conductor y dos pasajeros. Se estableció que a determinadas horas, el flujo vehicular es crítico y aumenta el riesgo de accidentalidad.  Con fundamento en estas y otras conclusiones, se evidenció la necesidad de disminuir los índices de congestión vehicular y, en consecuencia, continuar con la medida del “pico y placa”, consistente en  la restricción de la circulación y tránsito de automotores al servicio particular una vez, de lunes a viernes, de 7:00 am a 7:00 pm, según el último dígito de la placa, salvo aquellos exceptuados (30),  que contemplan desde la caravana presidencial hasta los de uso exclusivo de Senadores y Representantes a la Cámara (Resolución 074 de 28 de febrero de 2020).

 

Cuando fue adoptada resultó acertada. Sin embargo, con la llegada del COVID-19 a nuestro país, la misma fue suspendida.  Durante más de 4 meses, las calles de la ciudad se observaron despejadas, porque esta vez la restricción la tenían las personas para reducir la propagación del virus, que podían ser amonestadas, de encontrarse circulando en un día distinto al autorizado según el último número de la cédula de ciudadanía.

 

Al decretarse el aislamiento selectivo, distanciamiento individual responsable (Decreto 1168 de 2020), se reactivó el pico y placa, que hoy no es tan conveniente.  De acuerdo con la tabla de riesgo de contagios elaborada por el Instituto Nacional de Salud el riesgo en el transporte público es muy alto.  Al ponderar se puede concluir que no es más importante el tránsito vehicular fluido que el derecho a la salud.

 

El uso de vehículo particular es consecuente con el distanciamiento individual responsable. El transporte público es necesario, pero seguramente si todos los núcleos familiares contaran con un vehículo, elegirían utilizarlo en vez de hacer uso de taxis y/o buses, en razón de que, por más cómodo y seguro que pueda hacerse este servicio, hay más riesgo de romper la burbuja y contagiarse con el virus que nos ha hecho tan particular este 2020.

 

La reactivación del pico y placa aumenta la exposición de las personas que cuentan con vehículo particular, al contagio de COVID-19, ante la necesidad de transportarse.  Una solución podría ser quedarse en casa el día que no pueda utilizarse el automotor, pero hay diligencias y roles que de aplazarse, sin duda afectaría la economía y el funcionamiento normal de distintas actividades públicas y privadas. Es evidente la contrariedad de la disposición con el objetivo del aislamiento selectivo.

 

En vez de aplicar la restricción como originalmente fue dispuesta, debió evaluarse la pertinencia de la misma, teniendo al COVID-19 como un factor determinante y, de concluirse la necesidad de implementarse,  era imperioso idear una modalidad acorde con la realidad que hoy nos aqueja, por ejemplo, flexibilizándola, limitándola a la zona centro de la ciudad que, sin duda, es la más afectada de 7:00 a 9:00, de 12:00 M a 3:00 pm y de 6:00 a 7:00 pm, de tal manera que la circulación en el resto de la ciudad estuviera permitida. O,  reducirlo a una jornada; porque si bien se intenta convivir con el virus, se trata también reducir la propagación, por ello, todo cuanto se pueda reducir la exposición a ambientes, zonas y lugares considerados de alto riesgo, y contribuyan las disposiciones de las autoridades a ello, será más sencilla la convivencia, el desarrollo económico y la protección individual y colectiva al derecho a la salud.

 

La razón  que dio lugar al pico y placa a inicios de año, es hoy sustento para suspender la medida, toda vez que el 32% de vehículos son particulares y ello contribuye al distanciamiento individual responsable, indispensable para el éxito del aislamiento selectivo.

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