Por Hernando Fernández de Castro Dangond
A los enemigos políticos y personales del expresidente Uribe, como se dice coloquialmente, les salió el tiro por la culata, los que se regocijaron con la medida de aseguramiento que le dictó la Sala de Instrucción de la Corte Suprema, aquellos que en forma irreverente y sarcástica lo llamaban “el preso”, desconociendo su calidad de exmandatario colombiano, hoy deben estar con los crespos hechos y angustiados con su liberación.
Es claro que el doctor Álvaro Uribe, sigue vinculado al proceso en calidad de indiciado, lo que no le impide el ejercicio pleno de sus derechos ciudadanos y por lo tanto, muy seguramente, continuará haciendo política, lo que no será del agrado de los que urdieron toda la trama que ha presenciado el país, pues al no poder derrotarlo electoralmente, lo quisieron hacer judicialmente para sacarlo de circulación y del ejercicio de la política donde ha sido el colombiano más exitoso de los últimos años.
Se puede ser “ultrauribista” o no, y yo no me cuento entre estos, pero lo que no se puede negar o esconder, es que el expresidente Uribe le devolvió a Colombia su viabilidad como Estado, cuando el llegó al gobierno, y yo no voté por él, el país estaba inmerso en un caos total, las FARC se paseaban por el territorio nacional, secuestrando, en las carreteras, en el campo y aún en las ciudades como en Valledupar donde secuestraron a una ciudadana de la puerta de su casa, solo para mencionar una modalidad delictiva de las tantas que cometía este grupo subversivo.
El daño social, económico y político que este grupo guerrillero le causó a Colombia, no se ha medido y si no hubiese llegado Uribe a la Presidencia, hoy tal vez estaríamos los colombianos en las mismas condiciones que nuestros hermanos venezolanos y nunca hubiese habido proceso de paz.
El ejercicio de los ocho años de la presidencia del Álvaro Uribe rescató la democracia en Colombia, imperfecta como todas las del mundo, pero es la que les permite a sus propios enemigos, estar en el Congreso, en las gobernaciones y alcaldías e incluso, según el decir de algunos, en la propia Rama Judicial.
A los políticos hay que derrotarlos en las urnas y no valerse de artimañas jurídicas para sacarlos del camino, los colombianos estamos aburrido de tanta polarización gestada como herramienta política, queremos debates serios, con propuestas de ideas para resolver los problemas de nuestra sociedad, no es con ataques personales o culpando a todos los que no piensan como nosotros de los males que nos aquejan como conglomerado social.
A los gobernantes los eligen para que gobiernen y estamos presenciado una serie de mandatarios regionales y locales, de tendencias de izquierda que solo hacen llorar, pelear y controvertir con el gobierno nacional, sin dedicarse a administrar sus respectivos entes territoriales, quieren cubrir su propia incapacidad, culpando al gobierno del presidente Duque y al partido de gobierno encabezado por el doctor Uribe.
Así no se hace patria, lo que tienen que hacer es gobernar, administrar los recursos públicos en beneficio de la comunidad respectiva y dejar a Uribe tranquilo, que mientras estos personajes lo sigan culpando de todo, el expresidente no desaparecerá del panorama político nacional, porque son sus propios enemigos, los que lo alimentan para que siga haciendo política, si continúan así, muy seguramente, les seguirá saliendo el tiro por la culata y Uribe seguirá vigente en política.
