Por Jamer Chica
El 17 de junio de 2018, en el marco de la segunda vuelta (Ballotage) de la elección presidencial en Colombia, Iván Duque se impuso con más de diez millones de votos sobre el candidato de la izquierda, el exguerrillero Gustavo Petro, quien logró obtener un poco más de ocho millones de sufragios. Ese mismo día, Petro en su discurso no solo reconoció la derrota en las urnas, sino que también sentenció a Duque a generar movilizaciones desde la oposición en contra de las políticas de su Gobierno.
Durante dos años, el Presidente Iván Duque no la ha tenido fácil para administrar, puesto que su estilo de gobernanza no contempla el amplio gasto burocrático y de derroche excesivo al que su antecesor – Juan Manuel Santos – tenía acostumbrado a congresistas, periodistas, partidos políticos, Expresidentes, magistrados, algunos mandatarios locales, organizaciones sindicales, medios de comunicación, agencias de publicidad e influencers como: cantantes, actrices y modelos que recibían jugosos contratos, solo por hablar bien del mandatario por cuanto canal y red social existía, usando el caballito de batalla denominado “paz”.
Teniendo en cuenta que el Gobierno de Duque ha promulgado la austeridad de muchos de los gastos denominados innecesarios, incluso llegando a ahorrar tres billones de pesos durante el primer periodo, paradójicamente esto ha generado malestar entre los diferentes gremios que se acostumbraron en ocho años del gobierno de Santos, a aceitarse con los recursos públicos generados de millonarios contratos.
En este sentido, los sectores políticos de izquierda aprovecharon dicha coyuntura de inconformidad y lograron construir un gran bloque “antigobierno”, compuesto por: algunos personajes políticos que para ese entonces querían pelear las elecciones locales en octubre de 2019, un amplio sector de congresistas a los que les cortaron el chorro burocrático, las principales organizaciones sindicales, algunos alcaldes y gobernadores que pertenecían a los partidos declarados en oposición, algunos magistrados politizados, periodistas y medios de comunicación que ya no gozaban de los cuantiosos contratos del Estado; además de algunos actores, cantantes e Influenciadores que estaban dentro de la nómina del anterior gobierno.
Desde esa gran coalición se tejió una estrategia maquiavélica que no tenía un fin diferente, sino de “generar un ambiente de desprestigió al gobierno de Iván Duque, al partido Centro Democrático y a su líder natural, Álvaro Uribe” (principal target a vencer) para poder construir la plataforma política que los ayudara a ganar territorio en las elecciones locales de 2019 – como evidentemente sucedió – además de poder pelear con gran probabilidad las elecciones legislativas y presidenciales de 2022.
Esta estrategia ha recibido financiación de diversos sectores políticos, económicos e incluso se sospecha que de organizaciones políticas extranjeras.
Para llevarla a cabo se han contratado como directores de la estrategia a algunos asesores políticos de renombre tanto nacionales como extranjeros, que han empleado una modalidad fragmentada (A+B). Es decir, dicha estrategia se dividió en dos (2) sectores, cada uno con presupuesto, asesores y sectores políticos diferentes, pero con un mismo objetivo: “Desposicionar la imagen del target – Duque, Uribe y el Centro Democrático – generando un ambiente de rechazo y desprestigió, además de la pérdida de confianza y credibilidad por parte de los electores colombianos”.
Las tácticas que se han empleado han sido: la desinformación (rumor), la confusión, las noticias falsas (Fake News), la viralización de contenidos (bodegas digitales y medios de comunicación) y la movilización ciudadana (marchas).
En cada una de estas tácticas se han contratado para el activismo a: periodistas, columnistas, actores, cantantes, entre otros Influenciadores que han contribuido a generar ruido entre la ciudadanía, desinformando con noticias falsas o comentarios pre-elaborados en redes sociales que causan daño en la opinión pública. Además, de hacer eco de lo que ciertos políticos de oposición vociferan desde el capitolio, desde los medios de comunicación o incluso desde las administraciones territoriales.
Por consiguiente, se puede vislumbrar que se ha elaborado con gran tino un manual estratégico que incluso recoge fundamento en los principios de Joseph Goebbels, jefe de propaganda del nacismo, como explicaré a continuación, sin entrar en detalle de las acciones que se han empleado:
Principio 1 – Simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único símbolo; individualizar al adversario en un único enemigo. (Álvaro Uribe)
Principio 2 – Del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; (Antiuribistas, Gobierno Nacional)
Principio 3 – La transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan” (Campaña de noticias falsas sobre el Gobierno o imputarle al Presidente todo lo que sucede)
Principio 4 – Exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave. (Falsas amenazas, auto atentados, águilas negras, asesinato de líderes sociales, etc.)
Principio 5 – Vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, dirigida a la mayoría de los individuos. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. (Campaña de humor negativo con caricaturistas, influencers, periodistas y rumorología por redes sociales)
Principio 6- Orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente”. “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad” (Campaña de etiquetas: Paraco, falsos positivos, Ley 100, Porky, Uribestias)
Principio 7- Renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. (Crear escándalos, rumores falsos y generar movilización)
Principio 8- Verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias. (Contratar activismo negativo a través de medios e influencers – actores, periodistas, cantantes, columnistas, modelos)
Principio 9- Silenciación. Acallar sobre las cuestiones de las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines. (Contratar periodismo aliado – Fake news y redes sociales)
Principio10-Transfusión. La propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, como un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas. (Interlocutores de la oposición con tribuna y capacidad de movilizar desde capitolio, alcaldías y gobernaciones)
Principio 11- Unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “en todo el mundo”, creando impresión de unanimidad. (Usar lenguaje incluyente y tomar la delantera en agenda de matrimonio gay, igualdad de género, racismo, etc.)
En consecuencia, los grupos políticos de oposición al Gobierno de Iván Duque, se han organizado con gran precisión y han hilado una estrategia política de ataque, asesorada por especialistas que emplean técnicas usadas en las campañas negras, y en la que han participado diversos personajes de la vida política y no política nacional con el fin de “allanar el terreno para que los sectores de izquierda (incluidos aquellos que se hacen llamar de centro) logren sendas victorias en las temporadas electorales de 2019 y 2022”.
