60 días de incumplimiento: ´Confunde y reinaras´ la estrategia política del cambio

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“La matrícula 0 no es una campaña política presidencial, departamental o local. Es una necesidad prioritaria ante la pandemia, en pro de garantizar que los estudiantes no desertaran ante la realidad compleja producto de la crisis sanitaria”

Por Carlos Pardo Velásquez

Cofunde y reinaras suena cliché, pero es realmente ese cliché el que no desaparece de nuestras realidades sociales, económicas, culturales ni mucho menos políticas, es una mala costumbre llevada a sus justas proporciones (Si, sé que entienden) la cual permite que el estatus quo se mantenga. Por ende, la diferencia entre “los de antes” y “el cambio” no exista concretamente. Es mas un giro de 360 grados, que solo cambio de patrón.

Nos referimos a nuestro contexto local, a nuestra realidad más cercana, nuestro departamento del Magdalena con los niveles mas bajo en educación secundaria y con un bajo porcentaje de posibilidades de ingreso a la educación superior por parte de nuestros bachilleres. Estos jóvenes nuestros, que padecen de igual manera de todos los problemas sociales, económicos y culturales que han llegado con la pandemia, la oleada de violencia y la inexistente posibilidad histórica de salir adelante.

Pero esta columna no es una aburrida critica que se suma a las ya existentes, pero necesarias, es mas una oportunidad de comprender que los modelos políticos en los que el poder se concentra en una sola persona evocan a fracasos constantes e históricos, como si la razón estuviese reflejada en una idea, una voz y una sola persona. Pero tampoco hacemos referencias a fracasos electorales, porque allí, este modelo es claramente exitoso.

Dentro de este modelo político de gobierno que concentra sus intereses en tener control de sus electores a partir de pantallas de humos, acciones poco concretas y desaciertos que parecen aciertos políticos. Es como una enorme de red de mentiras que dichas mil veces se vuelven verdad.

Allí llegamos al tema que nos compete, la accesibilidad a la educación superior como garantía constitucional, focalizada al contexto departamental, en la cual los hechos circundan en la necesidad de la matricula 0, un derecho inherente a la persona que hoy por hoy por temas de la pandemia se revela como una necesidad prioritaria. Si no hubiera pandemia, seguramente, aún hoy las marchas por mayores recursos para las universidades seguirían.

Entonces que ocurre, que obstaculiza que la matrícula 0 sea una realidad tacita para miles de estudiantes de la única institución de educación superior pública que tiene el departamento, la cual no detuvo sus clases en el momento inicial de la crisis y hoy en su punto mas alto de contagio sigue abierta, pero en modalidad virtual.

La matrícula 0 no es una compaña política presidencial, departamental o local. Es una necesidad prioritaria ante la pandemia, en pro de garantizar que los estudiantes no desertaran ante la realidad compleja producto de la crisis sanitaria, claramente en un país donde un porcentaje de la población vive de la informalidad y del pan coger, es bastante complicado tener los recursos para garantizar la continuidad de los estudios de sus hijos.

3’500 millones de pesos sería la suma ofrecida por la actual administración departamental para garantizar la matricula 0 en lo que corresponde a la Universidad del Magdalena, la cual reinicio clases virtuales con matriculas 0 para estudiantes de estratos 1 y reducción del 50% del costo de matricula para estudiantes de estratos 2 en adelante. Medida que se logra por la inversión de sectores públicos y privados.

Pero que ocurre con los recursos prometidos, divide y vencerás, ante la nefasta necesidad de tener control, sobre todo, la actual administración departamental ha decido dilatar el proceso de girar esos recursos directamente a la Universidad, al fondo existente, para generar un fondo paralelo por ordenanza del consejo departamental con la única finalidad de ser ellos quienes puedan proclamarse autores de la matricula 0.

Solo aquellos que solo ven lo que les piden ver, le dan la razón al desacierto político de dilatar el proceso hasta lograr tener control de estos recursos o la administración de la Universidad del Magdalena. Dividiendo así la opinión pública entre los que están a favor y en contra, pero principalmente vendiendo la idea que la responsabilidad recae en las directivas y la administración actual de la Universidad.

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