Perico Aguado y la zona de La Lengüeta es hoy por hoy el centro de mayor atención, ya que, la invasión de terrenos con salida al mar la han hecho visible los últimos días y, debido a que funciona como un pequeño distrito, dentro del distrito de Santa Marta. De igual manera, sucede con gran parte de la Troncal del Caribe.
A finales de 2011 y cuando Carlos Caicedo era alcalde electo, el rio Guachaca arremetió con una avalancha que se llevó más de 20 casas y la vida de 6 personas. Destrozó el colegio de bachillerato, el puesto de salud y dejó cientos de damnificados. A los pocos días, el hoy gobernador fue y prometió el sol y la tierra a esas personas. Casi 9 años después todavía esperan las ayudas y la reubicación, el colegio es el mismo deteriorado y el puesto de salud en iguales condiciones. Caicedo no les cumplió.
A finales de 2012, Caicedo volvió para hacer un Consejo de Seguridad por la cantidad de gente que estaban matando en Perico Aguao y Buritaca. En ese evento, el presidente de la Junta de Acción Comunal Jaime Esteban Castillo, participó en público y en la noche lo asesinaron.
Luego llegó Rafael Martínez, su sucesor, quién en una reunión en el Parque Tayrona le dijo a los campesinos que se reunieron para apoyarlo, que a él la zona rural no le importaba porque eso no le sumaba ni el 1% de la votación. La gente se molestó y se fue. El tratamiento déspota del candidato Martínez en ese momento era bien conocido. Pero Martínez ganó y con ellos el discurso del Cambio que hasta el momento no conocen. Caicedo pasó sin pena ni gloria por la Troncal del Caribe, como también lo hizo Martínez.
El paramilitarismo ha retado continuamente al estado local y le ha demostrado con hechos violentos que ellos son los que mandan.
En la zona hoy invadida, asesinaron a los ambientalistas Natalia y Rodrigo, incendiaron la Cabaña de control del Parque y le asesinaron un funcionario. También hicieron que un directivo institucional, Tito Rodriguez, tuviera que irse del país y hoy se encuentra asilado.
En ese sector no se mueve una aguja sin la orden de los paras, quiénes al parecer, ahora mandaron a invadir un predio en La Lengüeta que es de propiedad de un narco-paramilitar, jefe de los Rastrojos, alias ‘la Negra’ o ‘Barrabas’, con el fin de quedarse con unos lotes que están frente al mar. Al parecer, el plan es tener una salida directa al Mar Caribe para su accionar delictivo del narcotrático.
También supuestamente, mandaron a invadir una margen del rio de Mendihuaca donde ahora hay varios restaurantes.
Una fuente que solicitó tener su identidad en reserva por miedo a retaliaciones, le dijo a Revista7, que fue distinto cuando invadieron un lote en Buritaca, que al aparecer era de propiedad de Hernán Giraldo. Dice la fuente, que allí si hubo desalojo y movilización institucional. Existen versiones que mediante una oscura recomendación, el gobierno distrital nombró en la administración como Inspectora de Policía a Yolis Sofía Bayter Barraza, quien terminó siendo capturada e investigada por vínculos con estas organizaciones ilegales.
“En la salida de Santa Marta a Minca, los paramilitares invadieron y lotearon un terreno y nadie de la administración dijo nada. Se mueven como pez en el agua y ni Caicedo ni Virna ni sus gobiernos del cambio hacen nada.
Los bienes de Hernán Giraldo están intactos, al igual que los de sus comandantes. Giraldo llegará el otro año y se va a encontrar con una realidad muy similar a la que dejó cuando se fue. Negocios intactos y amigos trabajando dentro de la administración distrital y departamental”. Expresó la fuente.
El caso de Perico Aguado y de la Lengüeta es peligroso. Allí hay tierras de narcos, de paramilitares, de extraditados. Allí se respira miedo y la gente sabe que puede ser asesinada sin ningún problema y sin que nadie haga nada para evitarlo.
La intención supuestamente de esta invasión, por parte del paramilitarismo, es quitarles la zona de playa a los indígenas, para poder venderla, como ya lo han hecho con algunos lotes y apropiarse después del resto. Por eso, supuestamente usan a los campesinos y habitantes de estas zonas para impulsar la invasión sobre un predio que está en proceso de extinción del dominio. Hoy están comenzando con este predio, pero el miedo, es que prontamente sigan hacia otros con esta misma figura.
