La Colombia del COVID19 parece un cuento macondiano

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El extraño virus chino, parece haber vuelto a Colombia a los tiempos del realismo mágico de Gabriel García Márquez.

 

Por Rafael Ocando

Han pasado varios meses desde que al presidente se le ocurrió la brillante idea de mandar un avión militar a traer a unos pendejos, dizque atrapados en China, a raíz del surgimiento de un brote de gripa, que estaba dejando víctimas y rápidamente se convertiría en pandemia.

Dicha pandemia, tiempo después, obligó al mundo, especialmente a Colombia, a someter a la sociedad a un aislamiento obligatorio.

Ahí mismo, empezó la gente a escandalizarse, nos vamos a morir de hambre, gritaban atemorizados por los decretos que prohibían la salida a la calle para evitar el contagio.
Pero fueron pasando los días y el ingenio colombiano, empezó a salir a flote, ya no solo en las modernas maneras de camuflar el cloridrato de cocaína, para enviarlo al exterior, sino en la particular forma  de sobrevivir en esta pandemia.

Y es que se ha visto de todo, desde una mujer que negó quien era su marido, para recibir doble mercado, hasta gigantescos billares y almacenes  de remates, convertidos en graneros y ventas de abarrotes.

Como dice mi abuela, la plata está hecha, hay es que buscarla.
También me causó curiosidad, una máquina de humo, que en los años que tengo de vida, siempre la vi en los bares, discotecas y una que otra tarima, pero hoy a causa del COVID19, funciona como desinfectadora en las iglesias, luego de cada misa.

El tapaboca, se ha convertido en una prenda de uso cotidiano, el alcohol ya no se bebe, se usa en spray constantemente para enjuagar las manos.

Salir a la calle se ha convertido en un acto de alto riesgo, no solo de contagio, sino de la acción de las autoridades, la pillada está en casi un millón de pesos.

Así mismo, las redes sociales se han convertido en la mejor vitrina de negocio, la gente se rebusca vendiendo elementos de protección y bioseguridad, los que vendían prendas, ropa de marca, Herbalife, fuxion y cuánta pirámide, ahora venden caretas, tapabocas, guantes y hasta medicina, el emprendimiento en su apogeo.

Igualmente aquel que tiene moto y le daba pena mototaxiar, ahora se la rebusca con un chat de wasap haciendo vueltas a domicilio.

Finalmente la Colombia del COVID19, nos ha demostrado que el que quiere puede y así vengan miles de dificultades y obstáculos, hay formas decentes de salir adelante y ganarse el pan de cada día, con el sudor de su frente.

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