Una antigua forma de disfrute cinematográfico fue rescatada en Colombia con la apertura este sábado de un autocine, propuesta que aportó una dosis de la llamada “nueva normalidad” y que pretende dar oxígeno a la industria del entretenimiento ante las restricciones motivadas por la COVID-19.
Con una pantalla de 115 metros cuadrados y el sonido transmitido a una frecuencia accesible desde la radio de los vehículos, el viaje al pasado empezó con la cinta “Bloodshot” entre palomitas de maíz y estrictos protocolos de bioseguridad.