Por Víctor Rodríguez Fajardo
Hace 8 días, la revista Semana fue inducida al error por sectores cercanos a Fuerza Ciudadana al decir que el interlocutor del Ñeñe Hernández que hablaba de la campaña presidencial de Gustavo Petro era el empresario samario Álvaro Cotes Vives. Hoy rectifica a través de la columna de María Jimena Duzán.
La columnista María Jimena Duzán, aclara que el verdadero interlocutor del Ñeñe Hernández, es el reconocido guajiro Darío Barros, un poderoso contratista de Riohacha, La Guajira. El empresario, entre tantas obras tiene en su haber ser uno de los socios de la construcción Vía de la Prosperidad. En el audio Barros asegura que la campaña presidencial de Petro en La Guajira fue apoyada por los empresarios de la minería de ese sector, y que su triunfo en ese departamento obedeció a ese respaldo. Lo que en la elite capitalina que tanto apoya a Carlos Caicedo no sabe es que Barros tiene relación con el movimiento político Fuerza Ciudadana, que también apoyó a Petro. Darío Barros es quien construye el estadio de futbol, Sierra Nevada de Santa Marta, desde el gobierno de Rafael Martínez y que aun, al día de hoy, está sin terminar.
Las mentiras naranjas
La estrategia para posicionar mentiras es frecuente en la dirigencia de Fuerza Ciudadana. El objetivo es Instalar una verdad en la memoria de los votantes y ciudadanos. Despertar el odio de todo aquel que difiera de sus posiciones recibe los ataques de bodegas de trolles. Ni hablar de los contratistas que si no salen con trinos de respaldo y apoyo sufren cacería de brujas. El “Kaiser” tiene su propia Gestapo. La intimidación y la persecución dentro de sus propias filas dan lástima. Profesionales embrutecidos y sumisos que agachan la cabeza ante su dominante permitiendo descargas de latigazos para experimentar placer a través del dolor.
Ahora que no pueden señalar y responsabilizar a Cotes Vives de dicha grabación, se inventaran otra cosa para seguir justificando su adoctrinamiento. Trolles y personas identificadas, inundaron las redes contra el empresario Álvaro Cotes Vives, hoy la rectificación viene por la puerta de atrás, no es la revista sino la columnista y ninguno de los tantos trinos son capaces de rectificar, mucho menos borrar.
