En el marco de la coyuntura actual a causa de la pandemia por Covid-19, que ha conllevado a agresivas determinaciones con afectación a la mayoría de sectores de la sociedad en procura de detener la propagación del virus y del cual la educación superior no ha sido ajena; son muchas las preocupaciones que a diario se originan en el sector. En este sentido, el doctor Óscar García Vargas, en su rol como representante de la comunidad académica ante el Consejo Nacional de Educación Superior -CESU planteó algunos análisis y recomendaciones sobre temas de relevancia como el regreso de la presencialidad académica y los procesos de acreditación institucional y de programas en las diferentes universidades del país.
En primera instancia y luego de conversaciones al interior del órgano, el doctor García Vargas, quien es la voz de los docentes e investigadores en el -CESU-, se refirió la posibilidad de que las universidades del país regresen en el segundo semestre del año a las clases de manera presencial. Asegurando que el estudio de este retorno debe hacerse pensando en dos elementos: el primero es la reactivación de manera gradual del sistema de educación superior encaminada a estudiantes de nivel de pregrado, el cual concentra la mayoría de las personas que están en la Universidad y que por ende requiere gran rigurosidad en las medidas que se deben adoptar para este proceso.
“La reactivación de pregrado amerita un ejercicio muy riguroso por parte de las universidades en sus diferentes programaciones, análisis de los espacios físicos con que se cuenta, la manera de garantizar los elementos de bioseguridad para que los estudiantes puedan asistir a las aulas. Ya hay algunas propuestas de parte de algunas instituciones sobre cómo podría empezar a darse este ejercicio, que considero que no podría ser de forma inmediata, sino con un análisis concienzudo que seguramente ameritará la disminución del numero de estudiantes por salón, entre otras acciones”, agregó el docente.
El segundo aspecto es la retoma de actividades académicas en programas de postgrados, donde se argumenta que podría empezar a implementarse en el muy corto plazo la posibilidad de reactivar el sistema en especializaciones, maestrías y doctorados, teniendo en cuenta elementos que facilitarían dicho ejercicio en torno a la presencialidad física, por ejemplo: en las aulas de clases de postgrados se tiene un promedio de 15 o 20 estudiantes y las universidades tienen espacios físicos importantes para poder respetar la distancia física, por otra parte y lo que representa una ventaja, es que los encuentros de postgrados se dan cada ocho días y se podría extender hasta cada dos semanas.
En este punto, el profesor García que se encuentra adscrito a la Facultad de Ciencias Empresariales y Económicas de la Universidad del Magdalena, señaló que “La presencialidad física es reclamada de forma vehemente por los estudiantes de postgrados, porque la percepción que tienen muchos es que haciendo presencia virtual en ese ejercicio de la enseñanza-aprendizaje que en este nivel busca un estudiante, le puede generar la sensación de algunos elementos que atenten contra la calidad de formación, situación que seguramente no surgiría con presencia en un aula de clase”.
Además, se hace énfasis en que con el interés de esta población académica, si este nivel de formación se reactiva con apoyos y descuentos que realicen las universidades, como es el caso del descuento del 25% recientemente aprobado por UNIMAGDALENA para su oferta de postgrados, se permitirá la cualificación de personas en especializaciones, maestrías y doctorados y se generarían recursos financieros que fortalecerían la reactivación gradual de todo el sector de educación superior.
¿Qué pasará con los procesos de Acreditación?
En relación a los procesos de Acreditación de Alta Calidad que cursan actualmente en el Consejo Nacional de Acreditación, como es el caso de la Universidad del Magdalena que se encuentra a espera de visita de pares para verificación de condiciones y que debido a la cuarentena no se ha podido agendar por parte del CNA; desde la comisión de aseguramiento de la calidad creada en el CESU se han planteado varias posibilidades, entre estas, iniciar un análisis que implique definir los procesos que a través de la virtualidad podrían desarrollarse con el ánimo de hacer seguimiento o evaluación por parte de pares académicos, alterno a la visita que podría conducir a un programa o institución a acreditarse por alta calidad.
Pero, de acuerdo con lo explicado por el docente, mientras se hace esa reflexión se ha propuesto la posibilidad de extender la Acreditación por un tiempo determinado para aquellos programas o instituciones que la ostentan, con el objetivo de dar plazo a que se implementes por parte del CNA, estos procesos virtuales o que puedan empezar a hacerse físicamente las visitas.
Finalmente, García Vargas enfatiza en una preocupación y es que “las instituciones o programas que enviaron los documentos de autoevaluación y están listos para ser visitados por el CNA, en esos informes presentaron indicadores de logros conseguidos como consecuencia de todo el ejercicio durante el cual estuvieron acreditados y que les permite solicitar una renovación; las instituciones creen que no se debe extender el proceso por mucho tiempo y que se puede ir avanzando en las visitas virtuales porque al enfrentarse a estas nuevas condiciones de enseñanza-aprendizaje, los ajustes de presupuestos y todo lo que ha implicado este problema sanitario para la educación superior, cuando sean visitadas físicamente después de que la extensión de la acreditación se haya presentado, muchos de los indicadores de logros que revisen los pares tendrán algún nivel de distancia frente a los indicadores reportados al CNA cuando se envió la documentación; a causa de que las instituciones en este tiempo han estado concentradas en procesos para lograr su normalización”.
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